El Congreso de Conaif 219 llegaba a su trigésima edición la pasada semana. Durante su celebración en la ciudad de Toledo, los días 3 y 4 de octubre, ponentes y congresistas hicieron de este encuentro anual un escenario cargado de conocimientos, debate y perspectivas de futuro para las empresas instaladoras del sector.
Estas son algunas de las lecciones que hemos recopilado de este encuentro:
1. El autoconsumo es el primer paso de la democratización del consumo de la energía
El autoconsumo de energía es el primer escalón para hablar de una verdadera democratización en el consumo de ésta. Con la figura del ‘prosumidor’, cualquier consumidor podrá generar su propia energía; contribuyendo también al confort climático de su propio hogar.
El instalador ‘sin apellidos’ o de energía tendrá que renovarse con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que será el que marque lo que ocurra en el sector en los próximos diez años (aportaciones de Juanjo Catalán, consultor energético).
2. Digitalización, descarbonización y urbanización: oportunidades para el sector
Va a haber un periodo de transición, y todos los actores de la cadena de valor (fabricantes-distribuidores-instaladores) tendrán que adaptarse a un nuevo modelo de negocio caracterizado por una reducción de los gases de efecto invernadero, el predominio de las energías renovables, y el incremento de la eficiencia energética y la seguridad.
Un contexto en el que habrá grandes oportunidades para el sector en Digitalización (IoT, Smart Home…), Descarbonización (con la incorporación de sistemas de alta eficiencia energética como la bomba de calor, sistemas híbridos…) y un fenónemo de Urbanización (con la mejora de la calidad del aire en las ciudades). Asimismo, dos grandes mercados también serán de gran oportunidad en el sector de la calefacción: el de la caldera residencial y el de los calentadores de gas (expectativas de Vicente Gallardo, presidente de FEGECA)
3. La verdadera transformación digital conlleva una evolución de los recursos humanos
En los últimos años se habla mucho más de “digital” que de “transformación”, pero en los próximos veremos que se debatirá mucho más sobre la segunda parte de la ecuación: TRANSFORMACIÓN.
La visión digital de una empresa debe estar alineada con la visión comercial que, a su vez, ha de estarlo con la visión de la compañía que, finalmente, ha de estarlo con la estrategia de la misma. Pero empezar el proceso a la inversa es un error. Las personas han de transformarse para que lleguemos a una verdadera transformación digital, en la que sabemos que lo hacen más despacio que las tecnologías que cambian a un ritmo fugaz. Encontrar el equilibrio en ese tándem es muy importante para tomar decisiones correctas en cuanto a qué digitalizar y por qué.
Por otro lado, y dentro de esa digitalización, en cualquier proceso comercial no debemos perder de vista lo esencial: aunar lo mejor de la parte ‘online’ de la empresa, con la parte ‘offline’ (conferencia de Pablo Foncillas, experto en marketing e innovación).
4. Sí hay futuro para los instaladores de gas
No va a haber descarbonización de la economía si no hay gas. La electrificación total de ésta es una utopía y, si llegaramos a culminarla, no llegaríamos a decarbonizar la economía totalmente. Ya hace años que este sector está en reconversión, al igual que el del taxi, el de la automoción o lo bancos; de ahí que el gas no se haya quedado fuera de esta revolución digital.
Con la necesaria reconversión del sector, sí hay futuro para los instaladores de gas. Más, si tenemos en cuenta que también hay un ‘producto verde’ como es el gas renovable. Pese a ser muy incipiente, y necesitar de una mayor desarrollo, en el futuro, este gas de etiqueta verde contribuirá mucho a esa descarbonización (opinión de Nuria Rodríguez, directora ejecutiva de Nedgia).
5. Nace una nueva figura en el sector: el ‘agregador de la demanda’
En los próximos años habrá una nueva figura que va a venir con mucha fuerza. Aunque actualmente existe a nivel técnico, no está regulada: el agregador de la demanda. Éste está encarnado en aquella empresa u organización que, a través de los distintos datos de producción de diferentes pequeños productores puede comprar energía a través de un sistema inteligente.
Por ejemplo, gente que tiene una batería en su coche y sabe que tiene un activo para 300 km, pero solo se desplaza al día 30 km. Resulta que le sobra la mayoría de la capacidad energética que tiene en esa batería; algo que el agregador de demanda lo sabe a través de un sistema inteligente y que le permitirá comprarle esa energía sobrante.
Además, otras tecnologías como el blockchain facilitará esos intercambios energéticos entre consumidores y productores. Ya está en estado de prueba, y está demostrando su evolución: si nos quedamos fuera, perdemos una gran oportunidad. El dato será el petróleo del siglo XXI (aportaciones de Juanjo Catalán, consultor energético).
