C de Comunicación se ha desplazado hasta Valencia para visitar los almacenes de distribución más afectados por la DANA y conocer sus necesidades tras el desastre. Durante toda la semana, publicaremos los diferentes testimonios recogidos sobre el terreno. Patricio Belarte, socio de Suministros Herbelca (Aúna Distribución), ha sido el primero en abrirnos las puertas de su punto de venta de Horno de Alcedo.
En Saneamientos Herbelca (Aúna Distribución), el tiempo ha pasado a cuentagotas desde que la DANA se lo llevara todo por delante aquel 29 de octubre. Ahora, un mes y medio después, Patricio Belarte, uno de los socios de la empresa, nos recibe con un mono de trabajo y con un cepillo en la mano. Ha sido su fiel compañero durante las extenuantes jornadas en las que no había otro horizonte que no fuera achicar agua, y que pesan como el viscoso y pegajoso lodo que aún se sigue acumulando en las suelas de sus zapatillas.
A pesar de la ardua labor de las últimas semanas, a los cuatro trabajadores que se dedican plenamente a las tareas de limpieza del almacén ubicado en el Polígono Industrial Horno de Alcedo (Valencia), todavía les queda mucho trabajo por delante. Las imágenes de las estanterías arrasadas, del fango acumulado en todos los rincones, y la dantesca escena del patio exterior con material de fontanería inservible valorado en cerca de dos millones de euros hablan por sí solas. Un auténtico drama para una empresa familiar que lo ha perdido todo menos la ilusión de continuar adelante.
Un almacén totalmente devastado
A Patricio todavía le cuesta rememorar lo que sintió cuando pudo acceder a su almacén por primera vez tras la catástrofe. De hecho, aún no puede hacerlo sin que se le pongan los pelos de punta. Llegó a las instalaciones a pie, entre una enorme riada de voluntarios y lo que vio nada más acceder lo define como “una auténtica locura. Cuando logramos entrar dos días después nos encontramos con una situación caótica. Todo el material estaba flotando sobre el agua, que alcanzaba los 90 centímetros, las baldas y los muebles estaban levantados, y las puertas totalmente reventadas”.

La única nota positiva fue la ola de solidaridad espontánea y popular, que desbordó todas sus previsiones: 40 personas (entre amigos de la familia y voluntarios) trabajando con palas y rastrillos para achicar agua durante los días posteriores al desastre. Y es que, “lo mejor de todo ha sido la ayuda que hemos recibido de la gente joven, lo que nos ha sorprendido porque ha sido una bofetada de realidad”, confiesa Belarte, visiblemente emocionado.
Un ERTE y cerca de dos millones en pérdidas
Según los cálculos de los propietarios, el valor económico del stock almacenado en las instalaciones ascendía hasta los 2,2 millones de euros. Y las pérdidas podrían ser superiores al 70 %. Y es que, la mayor parte de los productos estaban en la zona de pedidos o facturados, pendientes de servir al cliente. A todo ello, hay que sumar los daños en el mobiliario de la empresa (sillas, mesas, mostrador, aparatos electrónicos…), y la flota de vehículos, de la que solo han podido rescatar una furgoneta. Una situación que ha llevado a la empresa a acogerse a un ERTE, que afecta a 11 de los 27 trabajadores que están repartidos en los almacenes de Valencia y Castellón.
Precisamente, sus instalaciones de Castellón (que no han dejado de funcionar durante todo este tiempo) se han convertido en un auténtico centro de operaciones, actuando como ‘salvavidas’ para la compañía. Desde allí, Herbelca ha operado a medio gas para ofrecer servicio a sus clientes, y ha suministrado material al almacén de Valencia.

Ahora, una vez completado el grueso principal de las tareas de limpieza, los próximos pasos se centran en comprar vehículos y material para la empresa, mientras esperan la confirmación de “hasta dónde llegará la ayuda”, aunque confían en el seguro y esperan que “todo salga bien”.
Pero por encima de todo, el gran objetivo es reincorporar lo antes posible a los trabajadores afectados por el ERTE. “Tenemos una cartera de clientes potente y un volumen de ventas importante, y nos está penalizando mucho no poder estar en la calle. Nuestra gente tiene que regresar a sus puestos de trabajo”, reconoce a este medio el propio Belarte.

“Urge respuesta de la Administración”
Además de agradecer la encomiable labor de los voluntarios, llegados desde todos los puntos de España, Patricio también tiene palabras de gratitud hacia los fabricantes, que “se están mostrando muy comprensivos con nuestra situación, ofreciéndonos flexibilidad para abonar el material”.
Por su parte, Aúna Distribución (grupo de compras al que pertenece Herbelca) también se ha puesto a disposición de la empresa, priorizando las entregas rápidas desde el centro logístico compartido de Marcilla al almacén de Horno de Alcedo para mantener el ritmo del suministro. De hecho, “hemos conseguido que algunos proveedores entregaran directamente la mercancía en la obra, lo que nos ha permitido ganar en agilidad”, explica.
El mensaje más duro, es sin duda, para la Administración, a quien pide una “respuesta urgente. Ahora estamos solicitando las ayudas, pero todavía está todo en pañales. Exigimos que estén a la altura en este momento”.
Seguir adelante no es una opción
A sus 54 años, a Patricio se le ha pasado por la cabeza arrojar la toalla. Sobre todo durante los primeros días, en los que no veía luz al final de las largas jornadas de trabajo. Pero el orgullo de pertenencia a la empresa familiar y sus valores han sido más fuertes que la tentación de desistir.
“Mi padre fundó esta empresa hace más de 45 años con sus hermanos, y mis primos y yo hemos continuado con el negocio. Yo no sé hacer otra cosa en la vida, por lo que tenemos que tirar de resiliencia para continuar. No se si lo lograremos, pero estoy convencido de que estamos haciendo todo lo posible para salir adelante. Lo tengo súper claro”, concluye.
Mucho ánimo y fuerza 💪 para seguir adelante, seguro que pronto estaréis a 100×100 y a seguir.
Palabras de un excompañero .