Naves inundadas, vehículos flotando en el barro, las instalaciones completamente estropeadas, colectores y contadores averiados, sótanos y garajes anegados e inaccesibles. El presidente de CONAIF, Francisco Alonso, relata cómo está viviendo la devastación total desde una de las localidades más afectadas, Paiporta.
Hace una semana, el martes 29 de octubre, Paiporta era un municipio más de la provincia de Valencia, en la comarca de la Huerta Sur. Con el paso de la DANA, se ha convertido en la zona cero de una catástrofe de la que costará recomponerse. Se trata de la localidad donde las lluvias torrenciales han azotado con más fuerza y se han cobrado más vidas. Por el momento, los fallecidos en la zona superan los ochenta y, en total, el temporal ha dejado más de 210 fallecidos en nuestro país. Desde el epicentro del horror, Francisco Alonso, presidente de CONAIF, cuenta a este medio cómo están viviendo la situación. “Las imágenes de la zona no reflejan la catástrofe, esto no tiene nombre; la realidad supera la ficción”.
A Alonso, las primeras informaciones sobre la DANA le llegaron mientras viajaba de vuelta a casa desde Madrid. Tras las desviaciones pertinentes, terminó llegando a Paiporta, donde se encontraba su familia. “Lo primero es que, gracias a Dios, no tengo que lamentar ningún fallecimiento entre mis allegados“, indica, como esa consigna que repiten todos aquellos que han vivido la tragedia, pero siguen rodeados de los suyos, conscientes de que muchos de sus vecinos no han corrido con la misma suerte.
“Llevamos seis días incomunicados, hasta aquí no ha venido nadie”, protesta el presidente de CONAIF. Un lamento común en la mayoría de las zonas afectadas donde, coinciden, “voluntarios y vecinos, desde el primer momento, se han volcado en ayudar; la catástrofe muestra la solidaridad de la gente”. Pero les falta la ayuda institucional. “Llevamos tratando de achicar agua desde el pasado miércoles (refiriéndose al 30 de octubre), pero sin maquinaria ni herramientas no podemos seguir“, indica.
“Peor que una película de ciencia ficción”
Las imágenes que la nación tiene en su retina no se parecen ni por asomo a las de los afectados. “Lo que estamos viviendo es peor que una película de ciencia ficción, la realidad lo supera todo, la situación es mucho peor de lo que se puede mostrar”. Naves inundadas, vehículos flotando en el barro, las instalaciones completamente estropeadas, colectores y contadores averiados, sótanos y garajes anegados e inaccesibles. En resumen, devastación total.
En este punto, Francisco Alonso explica cómo, desde el minuto uno, “los instaladores de la zona se han ofrecido para limpiar el barro y achicar agua, y los profesionales que están lejos, nos ayudan como pueden, enviando materiales, bombas de achique…”. Él mismo se centró en desmontar instalaciones, donde en muchas de ellas salía gas a presión, suponiendo un riesgo añadido. También en recuperar el agua potable y la electricidad, ya restablecidas en gran parte de las localidades. La falta de estos servicios básicos, alerta Alonso, “puede desembocar en infecciones y problemas de salud“, por lo que incide en la necesidad de recibir más ayuda en las zonas afectadas.
Unos lugares, teñidos de drama y barro, que necesitarán tiempo para volver a parecerse lo máximo posible lo que un día fueron, antes del paso de la peor DANA de la historia. “El que consiguió salvarse lo hizo por cuestión de minutos“, se desahoga Francisco Alonso, consciente de que “va a costar muchísimo rehacernos de este golpe, la recuperación va para largo“.