FENIE pide que en la declaración previa del almacenista en la que figura el uso que los compradores van a dar a los gases fluorados quienes lo compran también se adjunte la acreditación que le habilite para su manipulación.
FENIE ha solicitado al Gobierno que en la declaración previa que debe disponer el almacenista, documento en el que viene reflejado el uso que los compradores van a dar a los gases fluorados, también se adjunte la acreditación correspondiente que le habilite para su manipulación. El objetivo es que en los casos en los que no disponga de ella, no puedan adquirir GFE (HFC por su siglas en inglés).
En un comunicado, la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones de España ha trasladado al Ministerio de Hacienda la importancia de que, en el proceso de venta de gases fluorados, los almacenistas se aseguren de que esta se realice a empresas que disponen de la habilitación necesaria.
Esta petición se produce a raíz de la reciente publicación en el BOE de la Ley 14/2022 que modifica la normativa vinculada al impuesto sobre los gases fluorados, de efecto invernadero. Este texto legal simplifica los agentes que intervienen en la aplicación del impuesto de GFE, quedando prácticamente reducida a la figura del almacenista.
Manipulación de los gases fluorados
Con la entrada en vigor de esta ley, también se elimina la figura del revendedor, en el que generalmente se incluían las empresas instaladoras. Además, éstas representaban al agente que repercutía el impuesto a los usuarios para su posterior liquidación con el Ministerio de Hacienda, asegurando así, que los gases fluorados estaban gestionados por empresas habilitadas para ello.
Desde FENIE consideran que esta nueva regulación, que entrará en vigor el 1 de septiembre, “tiene un carácter meramente recaudatorio, ya que minimiza el rigor sobre los agentes que realizan la manipulación de los gases fluorados, condición que, según la Federación, se debería haber potenciado”.
Problema ambiental
Los gases fluorados comenzaron a usarse a principios de los 90 para sustituir a las “sustancias que agotan la capa de ozono” (SAO). Son empleados, entre otras aplicaciones, como refrigerantes, agentes extintores de incendios, disolventes y para la fabricación de espumas aislantes.
Sin embargo, al igual que las SAO, tienen un elevado potencial de calentamiento atmosférico (GWP, por sus siglas en inglés), y una larga permanencia en la atmósfera, “por lo que contribuyen al denominado “efecto invernadero” y con ello, a agravar los efectos del cambio climático, recuerda el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO).
Las emisiones de gases fluorados se han ido incrementando como consecuencia del aumento en su utilización como sustitutos de las SAO, lo que ha contribuido a dificultar la consecución de los objetivos de reducción de emisiones
