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8M en el sector de las instalaciones.
8 de marzo: las mujeres hablan

Mujeres que se forman hoy para liderar el mañana

Por Covadonga Del NeroResponsable de contenidos del área de Climatización y Confort
Solo cuatro de cada cien matriculaciones en ciclos formativos manuales (fontanería o instalación, entre ellos) pertenecen a mujeres. En un sector técnico donde la presencia femenina es muy baja, María Herraiz, Natalia Narváez, Malak Zouine, Sharon Alexandra Gonzales, Ivette Darlene Gonzales, Elena Pineda o Camila Ainhoa Galán son el ejemplo de que los estereotipos están para desafiarlos.

De cada cien matrículas que los centros de Formación Profesional reciben de alumnos que quieren inscribirse a alguno de los ciclos de oficios manuales (fontanería, instalaciones, electricidad…) que ofertan, apenas cuatro pertenecen a mujeres. La presencia femenina en los espacios donde se imparten las clases formativas para los futuros profesionales del sector HVAC se cuenta con los dedos de una mano en la mayoría de las escuelas. Una ausencia de alumnas en las aulas que se ve reflejada en la ausencia de relevo generacional. Los sectores que necesitan técnicos para su desarrollo no juegan en igualdad de condiciones: atraer a las mujeres sigue siendo una asignatura pendiente.

“La realidad del centro es similar a aquellos que ofertan ciclos formativos de carácter técnico donde la figura masculina es predominante”, asegura Ane Aizpurua, directora operativa del CIFP Blas de Lezo – Escuela Náutica. “Tenemos muy pocas mujeres, siete alumnas en el entorno industrial de 105 plazas posibles”, cuantifica el problema Josep Ramón Domingo, director del Institut de Sostenibilitat i Medi Ambient de Barcelona (ISMAB). Aunque en el instituto catalán han incorporado “una profesora que es un buen referente femenino”.

“La media de matriculaciones de mujeres al año en los ciclos industriales es de una mujer por curso y grupo“, lamenta Alazne Azaceta, directora del centro Maristak Zalla, en Vizcaya. A pesar del esfuerzo por “integrar a las alumnas en dichos ciclos, no encaja lo industrial con el gusto de la mayor parte de las estudiantes”. Algo similar sucede en el centro de Formación Profesional valenciano Xabec, reciben “muchas más solicitudes para entrar en nuestro centro de alumnos que de alumnas”, en palabras de Fátima Koudsi, responsable de comunicación del centro. Eso sí, “cada año llegan en un porcentaje mayor”, celebran.

Los nombres propios de las matriculaciones femeninas

Aunque sean pocas, la mayoría de ellas son definidas por los centros en los que se forman como “echadas para adelante”, “motivadas” o “perfeccionistas, con las ideas claras”. María Herraiz, Natalia Narváez, Malak Zouine, Sharon Alexandra Gonzales, Ivette Darlene Gonzales, Elena Pineda o Camila Ainhoa Galán son algunas de esas alumnas de FP que, sin buscarlo, están desafiando estereotipos.

En el centro concertado vizcaíno Maristak Zalla, Malak Zouine comenzó estudiando la Formación Profesional Básica de Electricidad y Electrónica porque “la ESO no se me daba bien”. Cuando finalizó aquellos estudios, decidió que “no quería irme a otro sitio”, estaba cómoda en el colegio y se aventuró a cursar el Grado Medio de Instalaciones Frigoríficas y de Climatización. En su primer ciclo formativo, tenía una amiga que compartía la experiencia, pero en esta nueva etapa, es la única mujer en el aula. “Mis compañeros ya están acostumbrados y he hecho algún amigo”, indica Zouine. Eso sí: “Me gustaría que hubiera alguna chica más“.

“No hay diferencia, nosotras también podemos con este tipo de trabajo”

Camila Ainhoa Galán, alumna de FP en Energías Renovables, en ISMAB.

En su caso, es árabe y “en general, llevo bien ser extranjera y mujer en un mundo de hombres, pero hay momentos más complicados”. Cuando sopesa en una balanza, lo tiene claro: “Le diría a las mujeres que estudien FP técnica porque puedes tener trabajo en taller, con el conocimiento de herramientas y soluciones, pero también en oficinas“. Ese conocimiento técnico abre muchas puertas.

En la Ciudad Condal, Camila Ainhoa Galán es una de las pocas mujeres que estudian en el Institut de Sostenibilitat i Medi Ambient de Barcelona. En su caso, se adentró en el mundo de las energías renovables, con un ciclo superior, por seguir los pasos de su padre, ingeniero eléctrico. Cree que la ausencia de mujeres es, precisamente, el ideario colectivo: “Lo tienen como un trabajo de hombres”. Y lanza un mensaje claro: “No hay diferencia, nosotras también podemos con este tipo de trabajo“.

Compartiendo centro, aunque no ciclo, Elena Pineda estudia el Grado Medio de Redes y estaciones de tratamiento de aguas, siguiendo los pasos de su padre y la “buena salida laboral” de la que goza el sector. Cree que es el desconocimiento el que lleva a que no haya matriculaciones femeninas: “Es un buen sector, con mucho futuro, en el que no hay distinción alguna por ser mujer“.

Seguir su pasión y el camino de su familia

En Valencia, María Herraiz, que acaba de cumplir la mayoría de edad, y, tras sacarse el Grado Medio en Mantenimiento ferroviario, se ha adentrado en el Grado Superior en Instalaciones Térmicas y Fluidos. “Quería ampliar mi currículum y mis conocimientos”, lo que significa un paso más en su formación académica. Los motivos de su incorporación al sector de las instalaciones los encuentra en cuando era una niña. “Siempre me han gustado las herramientas, la electricidad… ese mundillo siempre me ha molado“, asegura.

Cuando llegó a la primera clase teórica en Xabec, se dio cuenta de que era la única mujer. “Soy la única mujer, pero soy uno más entre mis compañeros“, explica Herraiz. En su caso, destaca que “cada día es diferente”. Por eso, anima a más mujeres a incorporarse a un sector al que “no deben tenerle miedo”. “Quiero que seamos más mujeres y equilibremos la balanza“.

“Soy la única mujer, pero me siento uno más entre mis compañeros. A aquellas mujeres que se lo estén pensando, no deben tenerle miedo. Quiero que seamos más mujeres y equilibremos la balanza”

María Herraiz, alumna del Grado Superior en Instalaciones Térmicas y Fluidos.

En otra de las aulas del mismo centro formativo, la colombiana Natalia Narváez estudia el Grado Medio de Instalaciones Frigoríficas y Climatización. Le viene de familia. “Mis hermanos trabajan en la construcción, fueron ellos quienes me recomendaron el colegio y el sector”. Y parecen haber acertado en sus recomendaciones. Narváez llegó a España hace dos años, ahora, recién cumplido el cuarto de siglo, confiesa que “estoy feliz de mi elección, hay mucho trabajo para nosotras“.

Aunque también revela que “me impactó cuando llegué a un salón en el que todos eran hombres”, una situación que asocia “al estigma social: cuando uno piensa en un instalador, automáticamente, piensa en un hombre“. Su idea es que este grado medio le sirva de trampolín para llegar a la universidad y cursar una Ingeniería Eléctrica.

Mujeres técnicas en buques y embarcaciones

Mientras, en la Escuela Náutica Blas de Lezo, de Guipúzcoa, las hermanas Sharon Alexandra Gonzales e Ivette Darlene Gonzales se acompañan también en las clases del Grado Medio de Mantenimiento y Control de maquinaria de buques y embarcaciones. En su caso, Sharon Alexandra percibió la alta demanda de profesionales y las oportunidades de empleo para adentrarse en la industria del mantenimiento marítimo. Mientras, su hermana recuerda el interés que le suscitaban las historias sobre barcos de uno de sus primos, que se dedica al sector.

“Cuando uno piensa en un instalador, automáticamente, piensa en un hombre”

Natalia Narváez, estudiante del Grado Medio de Instalaciones Frigoríficas y Climatización.

“Al principio sí se sintió un poco extraño que solo éramos tres mujeres en la clase, pero me fui acostumbrando y no sentí que hubiera diferencia por ser mujeres”, coinciden ambas en la extrañeza de los primeros días. Las dos creen que “los trabajos físicos están asociados a los hombres”, de ahí que apenas haya presencia femenina. Las hermanas Gonzales tienen claro que “si les gustan los desafíos y les gusta el sector, estudiar una FP técnica es una opción muy recomendable; no se dejen llevar por lo que digan los demás”.

Aunque ínfima, esa presencia femenina existe. Hay mujeres que eligen el sector de la climatización para desarrollarse profesionalmente y convertirse en aquello que ellas anhelaron: referentes.

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