La colaboración y cooperación entre compañías de un mismo sector y las fórmulas para hacerlo posible centraron el segundo bloque de debate de la V Mesa Redonda Intersectorial organizada por C de Comunicación, que se celebró el pasado 2 de diciembre en Madrid.
La colaboración y cooperación entre compañías de un mismo sector y las distintas fórmulas para hacer posible el equilibrio entre la generosidad y el beneficio propio centraron el segundo bloque de debate de la V Mesa Redonda Intersectorial, que contó con el patrocinio de AR Racking y reunió a un total de once directivos de diferentes empresas de los siete sectores en los que está presente C de Comunicación: climatización, material eléctrico, ferretería, suministros industriales, construcción, logística y cárnica.
La evolución de los sectores, en el centro
En el escenario más ideal, la colaboración entre competidores debe perseguir un único objetivo: contribuir al avance de los sectores. Sin embargo, implica una serie de esfuerzos, entre los que se encuentran la necesidad de compartir información y la superación de las barreras culturales y los egos, que siguen presentes en las empresas.
Así lo explicó Alberto Martínez, director de Bosch Power Tools, que se mostró partidario de la colaboración con sus competidores. Eso sí, siempre y cuando “el reto común sea contribuir a la mejora del sector”. En su opinión, esta generosidad de todas las partes permite “lanzar al mercado productos que son mucho más relevantes para los usuarios”.
Y para explicarlo, se apoyó en un ejemplo: la transición del cable a la batería en el sector de la ferretería. Un proceso que ha requerido la colaboración de un buen número de fabricantes, que han puesto en marcha un sistema que les permite utilizar la misma plataforma de baterías que se pueden integrar en las máquinas. “Un avance que es importante y sostenible para el sector”, tal y como señaló el propio Martínez.
Joan Carles Rubio, director general de Delta Dore España, también se mostró abierto a la colaboración, aunque subrayó la importancia de “buscar un encaje adecuado previamente”. En este sentido, expuso que el punto de partida debe ser un acuerdo por escrito, en el que “queden reflejadas las líneas rojas o los potenciales caminos de salida”, y advirtió que los frutos de este tipo de alianzas “se ven a medio o largo plazo”.
Al carro de los colaboradores también se sumó Mari Carmen Tomillo, directora general de ALG – Antonio López Garrido, que destacó que “nuestra innovación se ha basado siempre en una buena colaboración con otras empresas”. Eso sí, desde una posición diferente en la cadena de valor, ya que su condición de compañía distribuidora le ha permitido alcanzar acuerdos de comercialización exclusiva con determinadas marcas o sellar alianzas para cubrir una mayor gama de productos para satisfacer las demandas de los clientes.
Una opinión compartida por Ricardo Mercadillo, director comercial de Lomatec, que puso de manifiesto la importancia de las sinergias en un sector como el cárnico.

Diferencia entre colaboración y cooperación
Para profundizar en este bloque de debate, Federico Rodríguez, director comercial de Los Norteños, puso los puntos sobre las íes estableciendo una diferenciación entre los conceptos de cooperación y colaboración. En su opinión, en la cooperación, “hay un interés mutuo entre dos empresas que obtienen un beneficio de esa unión”. Sin embargo, en la colaboración, “no existe un interés específico, sino que se busca un objetivo común, lo que requiere de confianza y de transmisión de información”. Por ello, terminó reconociendo que “es muy difícil que dos empresas del mismo sector puedan colaborar. Otra cosa muy distinta es cooperar. Y en el sector cárnico todas las empresas cooperamos”, afirmó.
En esta línea, pero con mucha más rotundidad, se expresó Escarlata Loncán, directora general de Quilosa – Grupo Selena, que fue tajante. “No voy a colaborar nunca con un competidor directo”.
En su opinión, la colaboración debe estar enfocada con empresas que no son competencia, al menos en el mercado de los adhesivos y selladores. Y centrada en defender los intereses de las empresas. En este sentido, llamó la atención sobre la apuesta por la innovación y la mejora de la calidad de las marcas asiáticas. “En el sector de los adhesivos estamos viendo la entrada de un montón de siliconas de China, pero tiran los precios por el suelo. ¿Qué hacemos como sector para defendernos y poner en valor nuestra calidad?”, se preguntó.
Por su parte, Montserrat Bayés, directora general de Hager, puso de manifiesto la diferencia entre “competencia y competidores”. Y aseguró que “a veces es interesante tener conversaciones enfocadas en el crecimiento de los mercados en los que estamos”.

Los egos, una de las principales barreras
A pesar de la disposición de muchas empresas en pro de la colaboración y la cooperación, lo cierto es que los egos y personalismos, además de las barreras culturales e históricas, constituyen un freno que, en muchas ocasiones, impide avanzar a la velocidad deseada.
Así lo confesó Alberto Martínez, que señaló que “a veces hemos renunciado a colaboraciones porque pensábamos que las empresas más pequeñas se iban a aprovechar de nuestro conocimiento”.
Una postura respaldada por Xavi Camps, director general de Miarco, que indicó que “existen muchas barreras culturales y un poco de ego a la hora de establecer colaboraciones a todos los niveles”.
Las asociaciones como entornos de colaboración
Las asociaciones profesionales constituyen uno de los principales entornos en los que se llevan a cabo este tipo de colaboraciones. Y es que, son muchas las empresas que asumen la necesidad de compartir información para beneficiarse de otros servicios: datos sobre la evolución del sector y las principales tendencias, soporte sobre los requisitos de las nuevas normativas aprobadas, o incluso contactos con representantes de la Administración Pública.
Así lo explicó Joan Carles Rubio, que destacó la labor de las asociaciones AFME (material eléctrico) y AFEC (climatización), “porque nos ayudan sobre todo a nivel de normativa, que es lo que está marcando la evolución de nuestros sectores. Nuestra presencia en las asociaciones nos permite estar en la UNE (Asociación Española de Normalización), por ejemplo”. Además, subrayó el papel de otras asociaciones “potentes a nivel internacional en las que estamos presentes y que organizan estándares mundiales de normalización”.
Por su parte, Xavi Camps puso como ejemplo el caso de AFEB en el sector ferretero como modelo de éxito. Una propuesta que cristaliza en una colaboración entre fabricantes que “nos aporta una idea sobre el crecimiento y las principales tendencias sectoriales, lo que ayuda a orientar nuestra estrategia”.
Una opinión diametralmente opuesta fue la que defendió Federico Rodríguez, director comercial de Los Norteños, que no se mostró muy partidario de las asociaciones, al menos en el vacuno. Bajo su punto de vista, “en las asociaciones, cada uno busca su interés”.
Por último, Albert Vidal, director general de TGW, puso de manifiesto una realidad distinta en el sector logístico: la dispersión del asociacionismo. Como reconoció el propio Vidal, “no existe una asociación fuerte a la que todo el mundo se inscriba, sino que hay muchas, lo que es perjudicial porque beneficia la dispersión”: En este sentido, destacó que “TGW enfoca la colaboración de cara al cliente, que “es nuestro principal socio”.
















