ANERR cuenta cómo ha vivido la crisis provocada por el COVID-19 este sector, desde que se declaró el estado de alarma, el pasado 14 de marzo, que obligó a muchas empresas a realizar ERTES y muchos autónomos a cesar la actividad, hasta la actualidad.
“La crisis del coronavirus ha afectado de manera significativa a todos los sectores de actividad relacionados con la construcción. Pero de forma mucho más intensa en el segmento de la reforma y rehabilitación, debido a las restricciones impuestas a las obras en edificios habitados”, comienza explicando ANERR a la hora de hablar del presente del sector al que representa.
Actualmente, el trabajo en las obras se mantiene ya que no hay ninguna indicación contraria. Parece que los problemas de abastecimiento de equipos de protección esta disminuyendo, y los trabajadores pueden empezar a trabajar con seguridad: “Es tan importante proporcionar los equipos como la formación y la obligatoriedad en su uso”, matizan.
En este sentido, “las empresas especializadas en protección de riesgos han reaccionado muy bien y están siendo un gran apoyo, ya que para seguir con una obra activa se exige además tener un plan de riegos específico y verificado”.
Declaración del estado de alarma
Desde la declaración del estado de alarma, el pasado 14 de marzo, que supuso la paralización de todos los sectores de actividad, excepto los esenciales, las empresas de rehabilitación y reforma han podido continuar sus tareas hasta el 30 de marzo, en que se indicó que debían paralizar sus obras, en complimiento con la entrada en vigor del RD 10/2020.
Un marco temporal que duraría hasta el 9 de abril y durante el que, tal y como señalan desde la Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reforma, “se permitían las renovaciones de instalaciones que implicaran arreglos esenciales en las viviendas, como faltas de suministro de calefacción, agua, luz y/o electricidad.
ERTES y cese de actividad para muchas empresas
ANERR cuanta cómo, junto con la paralización de la actividad, fueron incesantes las solicitudes de ERTEs por parte de pequeñas y medianas empresas que no podían soportar los costes de actividad y las nóminas de sus empleados sin tener ingresos derivados de su actividad. “En el caso de los autónomos, que tienen que soportar ingentes gastos, la desaparición de actividad implica no tener capacidad de ingresos, lo que ha obligado a muchos a cesar también su actividad“, añade.
Tampoco las medidas del Gobierno, tomadas hasta la fecha, han sido suficientes: “aunque todas estas medidas son positivas, resultan insuficientes, y hacen difícil lidiar con las complicadas consecuencias que implican el cese de la actividad del sector de rehabilitación y reforma, lo que plantea muchas incertidumbres sobre el futuro“.
No obstante, el propio sector expresa que “estamos esperanzados en que se ponga en marcha un plan de recuperación específico, que permita dinamizar al sector de forma rápida, que impulse la rehabilitación y la reforma y haga de nuestro sector un pilar de la deseada recuperación, siempre garantizando la seguridad de las personas y siguiendo todas las medidas de seguridad decretadas por el Ministerio de Sanidad”.
Además, también tienen claro que “poco a poco la actividad del sector de rehabilitación y reforma se irá retomando, aunque su recuperación dependerá de lo que se alargue el estado de alarma“.