La guerra obligó a Elena Subbotina a dejar su casa y toda una vida en Ucrania para emprender un camino que la llevó hasta Huelva junto a parte de su familia. Desde allí, trabaja a distancia en una empresa de fontanería de Kiev, recibiendo los avisos de los clientes y localizando a los fontaneros más cercanos para que acudan a los domicilios en los que se les requiere.
La guerra ha cambiado por completo la vida de muchos ucranianos, tanto de los que se han quedado en el país como de los que han tenido que abandonarlo por fuerza mayor. Es el caso de Elena Subbotina, una mujer ucraniana que se ha visto obligada a huir de su lugar de residencia, Kiev, junto a su hija y su nieto. Para escapar del conflicto, dejaron atrás su casa y a sus seres queridos, y emprendieron un viaje que les ha llevado hasta España.
Anastasia, la hija de Elena, había estado en Huelva cuando tenía ocho años con una familia española. Cuando estalló la guerra, esta familia se puso en contacto con ella para ofrecerle su casa. Por eso, decidieron venir a nuestro país. El camino fue complicado, especialmente hasta alcanzar la frontera polaca, pero finalmente consiguieron llegar a suelo español.
“Tardamos 22 horas en llegar a la frontera de Polonia porque cada 10 kilómetros había puestos de control e íbamos a pie. Era muy difícil porque algunos lugares estaban minados, y otros atacados por militares rusos y habían sido bombardeados”, explica a este medio Elena.
La situación en Kiev era “muy peligrosa”, confiesa. “Todos los días escuchábamos sirenas que significaban ataques aéreos y todo el mundo tenía que correr a un refugio antibombas o al metro. La situación se volvió muy difícil y era cada día peor, no podíamos quedarnos allí”, nos cuenta.
En Ucrania, tuvieron que dejar a la hermana de Elena con cuatro hijos y al marido de su hija Anastasia, obligado a luchar por la ley marcial.
Una empresa en marcha pese a la guerra
Una de las cosas que dejó atrás Elena desde que se instaló en Alosno, el pequeño pueblo de Huelva donde ahora vive, es su empleo presencial en una de las empresas de fontanería más grandes de Ucrania. Sin embargo, ha logrado sobreponerse a la distancia, y está consiguiendo sacar adelante su trabajo en la compañía, que continúa operativa en Kiev a pesar de la guerra.
En su nueva casa, recibe las solicitudes de los clientes vía email en las que alertan de los accidentes en las redes o fugas de agua. Después, se pone en contacto con los empleados que se encuentran en los lugares en las que las personas necesitan la intervención de un fontanero para que acudan a estos domicilios.
La empresa, llamada Kyivvodokanal, es la más antigua de Ucrania y sigue manteniendo su actividad diaria a pesar de la guerra. Se trata de una gran compañía de 6.500 trabajadores, que cuenta con 42 estaciones de bombeo de agua, 34 estaciones de bombeo de aguas residuales, 7.000 km de redes y 1,15 millones de abonados.
Uno de los edificios de la compañía en Kiev.
Actualmente, se dedica a garantizar un suministro y la distribución de agua en la ciudad, además de eliminar fugas, caudales y atascos en las viviendas. Como nos cuenta Elena, durante la última semana se eliminaron 78 averías en el suministro de agua y 77 contaminaciones en el alcantarillado, se atendieron 1.200 consultas de clientes por teléfono, 833 vía chat y se enviaron 27.712 recibos de servicios a las direcciones de correo. Y todo ello en pleno conflicto.
Y es que ni la guerra ha podido con la actividad de esta empresa cuyos “fontaneros trabajan con normalidad durante 24 horas al día los siete días de la semana”, como confiesa Elena al área de Climatización y Confort de C de Comunicación.
