Hace unas semanas, llamaba a un instalador de climatización para preguntarle por su disponibilidad para ir a mi casa y realizar una serie de trabajos. Su respuesta fue contundente. Podría hacerme un hueco una semana más tarde. Antes, imposible. ¿El motivo? Se estaba celebrando Fitur. Pueden pensar que mi instalador de confianza tenía un ferviente interés por el turismo nacional e internacional, pero la realidad es bien distinta: encontraba allí una oportunidad única para trabajar. La misma que encontró Saltoki para instalar su punto de venta en IFEMA.
A lo largo de las cincuenta y dos semanas que conforman un año natural, la Feria de Madrid es capaz de albergar más de 800 ferias, congresos y eventos de ocio. Esto supone, para hacerse una idea, más de una quincena de citas cada semana. Por poner un ejemplo que toca de cerca al sector, la feria Climatización y Refrigeración (C&R) congregó a 398 empresas expositoras y 46.000 profesionales en su última edición, la de 2023. Todas esas marcas, en un mismo espacio, requieren de un confort y unas condiciones térmicas que la feria debe proporcionar, basado en gran parte en el adecuado mantenimiento de las instalaciones. Y eso solo hablando de un recinto ferial de los muchos que hay en España.
Y ahí entra el ávido instalador que ve en las ferias una doble oportunidad: por un lado, la de conocer las últimas novedades y productos -esta situación solo se da cuando se celebran eventos del sector en el que trabaja- y, por otro, el de trabajar en la puesta a punto de las instalaciones necesarias para montar todo el esqueleto, con sus instalaciones climáticas pertinentes.
Saltoki, el listo de la clase
Tal es el volumen de negocio que mueve IFEMA en todo lo que respecta a ferias y congresos, con sus instalaciones pertinentes, que hace menos de medio año, Saltoki daba un golpe en la mesa y demostraba que lo importante para seguir creciendo es estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Así, el distribuidor abría una pequeña tienda de 60 metros cuadrados en la avenida central del recinto ferial para atender a los imprevistos naturales que surgen durante el montaje de los stands en cualquier feria.
Se trata de un punto de venta que no llega a la superficie media de las viviendas en altura en España, pero que supone la ventaja de estar en el meollo del negocio. Parece que Saltoki tiene clara la respuesta a aquella clásica pregunta: ¿qué vale más un piso pequeño en un barrio ‘rico’ o una inmensa vivienda unifamiliar en un barrio ‘pobre’? IFEMA es ese barrio rico para el distribuidor.
¿Y si quien mucho abarca mucho aprieta?
Aunque el trabajo en el sector de las instalaciones es incesante y cada vez se reparte entre menos manos, debido a la falta de relevo generacional y talento joven, los actuales profesionales continúan ampliando sus fuentes de ingresos con nuevas ramas dentro del sector. Lejos de estancarse en un mar de trabajos -no es poca la demanda-, el instalador sigue buscando oportunidades como las de las ferias, ya que son muchos los que recuerdan los años más oscuros de la crisis provocada por la burbuja inmobiliaria.
La manera de crecer de muchos de los negocios que a día de hoy siguen a flote, pequeñas empresas y autónomos que sostienen las instalaciones en nuestro país, ha sido la de “no meter todas las manzanas en el mismo cesto”, como resumía un profesional en una ocasión. Es decir, diversificar y abarcar más ramas del negocio por si acaso algo sale mal. Y ese algo que sale mal podría deberse a una crisis, como la del 2008, o a un invierno que no termina de llegar y un verano con temperaturas suaves. El de la climatización es un mercado que depende de demasiados factores externos.
Y en ese punto, las ferias suponen la doble oportunidad de adquirir conocimientos y visitar a los fabricantes, cuando se refiere a las citas sectoriales, y a hacer caja, cuando su contenido no es de la incumbencia del instalador. Expandirse para prosperar.