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La guerra de bandos

Por Inmaculada Peiró

Expresar una opinión sobre cualquier asunto en un país de bandos, de extremos y altamente polarizado, siempre es una tarea arriesgada. Si a lo anterior añadimos que una opinión no es más que trasladar lo que se piensa sobre un tema concreto en un momento determinado, el asunto se complica.

Dicho lo cual, cuando me piden opinar públicamente sobre algún tema en concreto, trato de hacerlo aportando datos (es lo que tiene ser de ciencias), ya que únicamente con las cifras en la mano podremos estar seguros de que estamos informando adecuadamente, y no solo opinando.

Además de lo anterior, trato de huir de afirmaciones máximas, verdades absolutas, o alternativas únicas. Los años y la experiencia me han demostrado que eso solo lleva a una visión parcial e incompleta sobre cualquier asunto. 

Esta introducción viene al hilo, de lo que hoy en día se percibe en el sector de las instalaciones, una especie de guerra de bandos entre los defensores de unas tecnologías frente a otras. Por poner ejemplos: entre la aerotermia y las calderas, entre el suelo radiante y los radiadores, entre instalaciones centrales e individuales, entre el gas y la electricidad… Y así podría continuar con una larga enumeración.

Partiendo de que la asociación a la que represento acoge a 2.090 empresas que instalan todo tipo de energías, parece lógico aportar cifras y datos para entender que estamos ante un proceso de transición del modelo energético, y por lo tanto necesariamente van a convivir (al menos durante un tiempo) diferentes tecnologías, con el objetivo de aportar al cliente final la solución más adecuada, idónea, sostenible y eficaz.

Asimismo, conviene recordar que los clientes no sustituyen un sistema de calefacción o climatización por conciencia medioambiental, sino que mayoritariamente lo hacen cuando se avería el sistema que tienen instalado.

La convivencia entre tecnologías es una realidad

Pero, pongamos los datos encima de la mesa. En el año 2022, se vendieron en España (según FEGECA), un total de 352.000 calderas murales y 70.300 bombas de calor multitarea (aerotérmicas y geotérmicas). Esto indica claramente que en el mercado de la reposición se instalan muchas más calderas que bombas de calor aerotérmicas.

Sobre estos datos, no se debería concluir que este fenómeno se debe a que la empresa instaladora sea cómoda, inmovilista y no quiera formarse en aerotermia. Los datos de la Escuela de Agremia y de las memorias de diseño realizadas en la asociación (80 % de las memorias de instalaciones térmicas corresponden a aerotermia) dicen todo lo contrario.

En el año 2022, se vendieron en España (según los datos de FEGECA) un total de 352.000 calderas murales y 70.300 bombas de calor multitarea.

Parece bastante más simple tratar de explicar que la aerotermia está experimentando un despegue más lento de lo esperado, debido, entre otros factores, a una mera cuestión de espacio, al ser una tarea compleja ubicar el depósito de producción de ACS en un piso en España (debemos tener en cuenta que una mayoría de población de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, vive en pisos de 75 metros cuadrados de media). 

No obstante, en el mercado de obra nueva las cifras se invierten y los sistemas de calefacción a través de aerotermias son los prescritos en la mayoría de este tipo de construcciones.

La evolución hacia la descarbonización

Si queremos cumplir los plazos de la transición energética, debemos acabar con los bandos y apostar por la descarbonización y la sostenibilidad de las instalaciones, ya que cada tecnología tendrá su espacio, su oportunidad y tendrá que adaptarse a las necesidades del cliente. La normativa europea que se implementará en España nos lleva a ello. 

Estoy segura de que a corto y medio plazo veremos cómo las bombas de calor aerotérmicas evolucionarán hacia equipos más compactos y pequeños, las calderas funcionarán con porcentajes cada vez mayores de hidrógeno o biogás, la hibridación y la suma de tecnologías acaparará cada vez mayor protagonismo… Y eso es, en definitiva, una transición: la evolución hacia un mercado descarbonizado en un espacio de tiempo razonable.

Y no olviden lo más importante, más allá de esta guerra de bandos, hay algo que no admite discusión ni debate. Toda instalación térmica, con independencia del tipo de tecnología que utilice, debe ser ejecutada y registrada por una empresa habilitada en instalaciones térmicas o gas, según sea el caso.

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