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Internet, las redes sociales y el fontanero millennial

Por Javier EspadaDirector del área de Climatización y Confort

Más del 45 % de las empresas instaladoras carece de página web y un 30 % reconoce no tener correo electrónico corporativo o de uso exclusivamente profesional a día de hoy, según los datos obtenidos en la primera fase de un proyecto de transformación que está desarrollando CONAIF en colaboración con Vaillant, Saunier Duval y Más Móvil.

Estas cifras vienen a confirmar lo que ya aseguraba la propia Confederación en otro estudio publicado a finales de 2021, en el que se hablaba de que un 46 % de las compañías del sector no contaba con página web y que, además, la mitad de este porcentaje ni siquiera se mostraban interesados en tenerla.

Quizá pueda parecer una osadía volver a recordarlo, pero el proceso de transformación digital en el mundo empresarial no solo hace tiempo que llegó para quedarse, sino que avanza a pasos agigantados en nuestro día a día. Y, por tanto, cualquier profesional que no sea capaz de subirse al barco, se expondrá a perder “oportunidades de negocio por un tubo” en un futuro muy cercano.

Los más listos de la clase

Y es que, aunque parezca mentira, las conclusiones que arrojan estos estudios nos indican que todavía muchos instaladores no han sabido darse cuenta de las ventanas que les puede abrir Internet y las redes sociales en sus negocios, mientras que otro grupo avezado (los más listos de la clase), hace ya un tiempo que se subieron a la ola y vertebran gran parte de su actividad gracias a las nuevas tecnologías, especialmente en las grandes ciudades.

Y si no, que se lo digan a los más de 7.000 instaladores registrados en Timbrit que ya gestionan la mayoría de sus trabajos a través de la app. O a los profesionales que adquieren sus productos en las tiendas de Salvador Escoda y han visto cómo su servicio ha mejorado con el uso de la aplicación Conecta, a través de la que pueden solicitar el material y tienen la opción de demandar el servicio de entrega en obra o almacén. Una alternativa que para algunas tiendas del distribuidor ya supone un 60 % de la venta total.

Y todo ello sin hablar de Glovo (una app que los instaladores utilizan para ofrecer reparaciones urgentes de calderas en diferentes ciudades españolas), o de Wallapop (que se ha convertido en un nuevo escaparate en el que los usuarios finales contratan servicios de reparaciones de agua y fontanería y en el que incluso algunos autónomos cuelgan ofertas de trabajo para incorporar profesionales a sus plantillas).

YouTube, arma de doble filo

En un escalón superior encontramos a los fontaneros youtubers, que han logrado explotar esta herramienta y han pasado de ser profesionales que trabajan en pequeñas compañías a desvelar sus ‘trucos’ en tutoriales que cuentan con millones de visualizaciones.

De hecho, los más exitosos ya trabajan con las grandes marcas, con las que cierran acuerdos para que sus productos puedan aparecer en sus vídeos, y los más espabilados no pierden la ocasión de solicitar una contraprestación económica por cualquier tipo de colaboración, incluso aunque se trate de responder preguntas para una mera entrevista.

De todas las aplicaciones de las que hemos hablado, quizás YouTube sea la más peligrosa por aquello de ‘mostrar’ los procesos del trabajo, lo que puede funcionar como un arma de doble filo. En la era en la que se recurre al tutorial para todo, esto fomenta que cualquiera que vea un vídeo desde su casa se pueda poner ‘manos a la obra‘.

Y eso, hace un flaco favor a un sector que padece como ninguno las consecuencias del intrusismo y de la mala praxis que se deriva de él.

Todo ello, sin contar lo que todavía está por llegar. Y es que, cómo le de a la Inteligencia Artificial por aprenderse los tutoriales de YouTube y a los usuarios finales por preguntar cómo se arreglan las tuberías al ChatGPT, ya nos podemos echar todos a temblar.

Según una encuesta publicada en 2021, el fontanero Mario Bros es más conocido entre los millennials que Hitler o Putin.

Internet, por generaciones

Pero reflexionemos un poco más allá y busquemos cuáles son las principales razones que hay detrás de este desequilibrio entre los profesionales que entienden que Internet es una herramienta que les brinda grandes oportunidades y los que no.

Por un lado, encontramos a muchos instaladores de la generación X (nacidos entre 1965 y 1981) a los que el rechazo al uso de las redes sociales e Internet les viene casi de serie, pues están plenamente convencidos de que estas herramientas no pueden aportar nada nuevo a sus negocios.

Algunos de ellos (sobre todo los que se acercan más a la generación del baby boom) tienen incluso dificultades para manejar estas herramientas. Podríamos definirlos como los fontaneros de antaño, los del clásico arquetipo del lápiz en la oreja, que siguen redactando sus presupuestos en papel y que prefieren cuidar a su clientela fija que ampliar su volumen de negocio.

Y por último, nos encontramos a los instaladores millennials, que crecieron jugando con Mario Bros (el fontanero de Nintendo que tenía la misión de salvar a la princesa), y se manejan como peces en el agua en este entorno digital, se sienten cómodos y prefieren estructurar la base de su actividad laboral a través de las nuevas tecnologías.

En el entorno que nos ha tocado vivir, el sector instalador no se puede permitir dar la espalda a las nuevas tecnologías y retrasar más su incorporación a sus actividades, pues el porcentaje de negocio que se vertebra a través de Internet crece a pasos agigantados. Y parece que los fontaneros millennials tienen el secreto de cómo hacerlo.

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