Con los resultados del informe de 2024 de AFEC en la mano, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el mercado de la bomba de calor se encuentra actualmente estancado. Las cifras ofrecidas por la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (en sell in o datos de venta hacia la distribución) han confirmado la sensación que ha dominado durante todo el año en el sector: la aerotermia no ha terminado de despegar. Y todo ello, sin hablar de los datos de sell out (venta hacia el consumidor final), que, aunque no se han publicado, tampoco deben ser muy halagüeños.
Las ventas de bombas de calor han caído un 5,5 % en España en este 2024. En cifras totales, el ejercicio se cerró con 197.980 unidades vendidas, unos números que se encuentran por debajo de las 209.599 del pasado año.
Por tipología, las soluciones de aire-agua reversibles han sufrido la caída más notable (6,4 %), seguidas de las unidades de aire-aire reversibles, cuyas ventas descendieron un 5 %. En el otro lado de la balanza, se encuentran las bombas de calor agua-agua reversibles, que experimentan una extraordinaria subida de un 120,8 %.

Un informe, dos lecturas
Del informe del mercado de 2024 se puede extraer una doble lectura. Y desde AFEC se quedan con la positiva. ‘No nos ha ido tan mal como al resto‘, han debido pensar. Y es que, la caída de las ventas en España está todavía lejos de los alarmantes resultados registrados en el resto de los países europeos, en los que la actividad ha descendido un 22,1 % de media si introducimos los datos de España en la ecuación (que han sido los últimos en publicarse).
La movilización del ‘lobby del gas’ ha llegado con retraso, pero ha tenido el efecto deseado. Contra todo pronóstico, ha conseguido frenar, o al menos aplazar, los planes europeos de electrificación total. ¿El resultado? Que las ambiciosas políticas anunciadas se han quedado lejos de lo que prometían. Y a esto se agarran los fabricantes para ‘echar balones fuera‘ y justificar unos datos de mercado que confirman el ‘patinazo‘ de la solución llamada a liderar la descarbonización de viviendas y edificios en los próximos años.
La segunda lectura del informe de AFEC, por el contrario, es mucho más autocrítica. Y es que, los fabricantes no han sido capaces de resolver los problemas que venimos advirtiendo desde hace mucho tiempo y que suponen dos auténticas barreras de entrada para la bomba de calor: el elevado desembolso inicial y los problemas de espacio que impiden su irrupción en el mercado de la reposición.
Una situación a la que debemos añadir al menos otros tres factores que, por supuesto, han influido negativamente: un verano marcado por la tardía llegada de las altas temperaturas (que ha retrasado la campaña), la ineficacia de las ayudas y el incremento del número de actores entre los que repartir la tarta del mercado total debido a la irrupción de un gran número de fabricantes, la mayoría de ellos procedentes de China. Es decir, un cóctel perfecto que ha derivado en el estancamiento del mercado.
Como consecuencia, muchos fabricantes han tenido que recoger cable y dar marcha atrás en sus inversiones, implementando planes de ajuste y reducciones de plantilla en toda Europa. Por el camino se han quedado 4.000 puestos de trabajo suprimidos y más de 6.000 que se han visto afectados con una reducción de jornada u otras consecuencias. Y todo ello en un sector con 170.000 empleos directos en toda Europa.
¿Y 2025?
Pero lo que es aún más preocupante es que el presente 2025 no parece disipar la incertidumbre sobre el futuro de la aerotermia. De momento, los fabricantes han optado por poner el foco en las instituciones europeas. Y confiarlo todo a la reactivación de las subvenciones y la implementación de normativas que soplen con viento a favor como único salvavidas. Pero, ¿no merece esta coyuntura un análisis un poco más profundo?
Con los datos en la mano, quizá ha llegado el momento de realizar una reflexión más profunda sobre los próximos pasos que debe dar esta tecnología, que implique un rediseño de la producción, el argumentario, y la demanda, además de una urgente revisión de la amortización real de la aerotermia en el usuario final, cuestiones que se antojan determinantes para la proyección de esta solución en el futuro. 2025 nos sacará de dudas.