Durante el Congreso ANDIMAC, que se celebró recientemente en Valencia, se pusieron muchos temas encima de la mesa. Pero al final, prácticamente todos podrían derivar en uno solo: nuestro cliente profesional. Hablamos de digitalización, sostenibilidad, mejora de rendimiento comercial, motivación e innovación. Y todo, ¿para qué? El fin último es común: lograr una mayor atracción y vinculación con nuestros clientes.
Desde ANDIMAC hemos desarrollado, de la mano de GFK-Nielsen, un estudio muy minucioso de los parámetros de consumo y decisión de nuestro cliente profesional, que nos va a permitir entender mejor por qué deciden comprar en un canal o en otro, entre otras cuestiones.
Relevo generacional de las empresas
No hay duda de que nos enfrentamos a una evidente falta de mano de obra y un cambio también palpable en el perfil de estos profesionales, así como un problema claro con el relevo generacional. Un problema estructural que provoca un techo de cristal que dificulta el crecimiento del mercado. Y es que, aunque su potencial es evidente, hay un límite claro en la actividad motivado por la falta de mano de obra cualificada con implicaciones directas para todos los operadores.
Hay además datos sobre la mesa acerca de la edad de la fuerza profesional que nos deben alarmar. Entre 2022 y 2023, los trabajadores de entre 50 y 59 años han aumentado un 82 %, mientras que los de 40-49 años han crecido un 38 %. Si miramos la parte joven de la tabla, los resultados se invierten: los trabajadores entre 30-39 años han disminuido un 30 %, y los menores de 30 años un 15 %.
Además, el 23 % de los trabajadores del sector de la construcción ya son de origen extranjero, y más de la mitad tienen menos de 45 años, por lo que este colectivo es ya uno de los principales activos de venta para nuestras empresas.
Hay también (todos somos conscientes) un problema claro con el relevo generacional de nuestras empresas, que carecen de sucesión. La consecuencia es que vamos a asistir a una reconfiguración del mercado, que de hecho ya estamos viendo. Un proceso de concentración del que van a surgir empresas de mayor peso y cuota de mercado. Es un reto enorme, ya que hay operadores con gran capacidad de crecimiento que sin duda van a aprovechar este contexto.
Espacios de intercambio
Seamos conscientes de que el elevado grado de atomización de nuestro sector en España nos limita a la hora de llevar a cabo algunas iniciativas. En Europa, con empresas de mayor tamaño, toda la cadena de valor (distribuidores, centrales de compra…) se están centrando en cómo formar y atraer a profesionales al sector de la construcción.
Ahora, nuestra misión es ver cómo podemos adaptar estas iniciativas a nuestro mercado. Y generar espacios de relación e intercambio para los jóvenes distribuidores del sector. Esto lo vamos a iniciar en 2025 porque sólo con transferencia de conocimiento es posible el progreso. Debemos huir de la endogamia empresarial en el plano conocimiento.
Construye 2030+: una hoja de ruta
Precisamente, fruto del trabajo en formación y de poner a la distribución como un hito clave en la cadena de valor, nos han invitado a participar en el proyecto europeo Construye 2030+, con el objetivo de crear un plan de acción para atajar este problema en el tiempo, y con el que trataremos de dar respuesta a las necesidades formativas en materia de eficiencia energética.
La nueva Directiva Europea de Eficiencia Energética en los Edificios va a requerir certificaciones a profesionales en determinados ejes de sostenibilidad y energía, y aquí queremos situar también la distribución como un punto de generación de valor a los nuevos profesionales.
La participación en este proyecto es, sin duda un hito importante, ya que conseguimos situar a la distribución profesional en el núcleo de la construcción, teniendo un papel muy activo en la definición de la estrategia.
La rehabilitación: el ‘elefante en la habitación’
El reto demográfico es visible e impone cuando vemos la pirámide poblacional, que ya empieza a ser más bien una peonza. La población que falta por la parte inferior está siendo cubierta por trabajadores que vienen de terceros países, y el reto es atraerlos y formarlos, que vean en la distribución profesional a su partner de confianza.
Pero no solo envejece nuestra población: también nuestros edificios. En la próxima década tendremos más de siete millones de edificios que van a cumplir 70, 80 y 90 años. Tal y como concluyó el presidente de ANDIMAC, Víctor Manau, durante el Congreso, ‘yo soy tremendamente optimista y el único riesgo que veo, sinceramente, es que no hagamos nada y que los edificios se caigan’.
Convertir este ingente reto en oportunidad es sin duda el camino a seguir ahora. Porque no podemos sentarnos a esperar de brazos cruzados. No solo se trata de competir por el precio del último metro cuadrado, sino que es nuestro deber empujar para que la rehabilitación avance; haremos un bien social y generaremos un bienestar común.
Haciendo autocrítica
Finalmente, nos tenemos que poner frente al espejo. Tenemos muchos puntos fuertes, pero las empresas de distribución profesional compartimos un problema de productividad, que solo es posible reconducir con mejoras en procesos, y trabajando a nivel colaborativo.
Y es aquí donde llegamos a nuestro tendón de Aquiles: para conseguir ser más productivos necesitamos homogeneizar procesos.
Con todo, es de justicia recalcar el punto fuerte de nuestras empresas: el factor humano, que es nuestra palanca diferenciadora. Debemos ponerlo en valor. Y hay diversas vías. Una de ellas es profesionalizar nuestra imagen y la de nuestros equipos. Y en este punto, la formación y su certificación es clave para elevar el rol de la empresa y del sector.