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¿Previsiones?: ¡sálvese quien pueda!

El precio de las materias primas, los fletes… ¿y ahora que la inflación podría descender a un ritmo más lento del esperado? Así lo afirmó De Guindos ayer, dejando ver que esto podría poner en jaque la recuperación de la economía española.

Llevamos meses escuchando estas problemáticas una y otra vez, como si estuviéramos en un bucle sin salida o, al menos, sin estar a la vista. 

Al principio, los expertos hacían sus quinielas sobre cuándo se pondría fin a la escalada de precios de materias primas como el cobre, el aluminio o el hierro, y del transporte marítimo. Pero, poco a poco, y como consecuencia de la incertidumbre e inestabilidad de los mercados a nivel mundial, las fechas iniciales han quedado en agua de borrajas.

La mayoría -por no decir todos- conocemos la teoría de la ‘tormenta perfecta’ y cómo, tras el confinamiento total y el parón de la actividad, se ha ido cimentando un escenario propicio para un desequilibro entre la oferta y la demanda. 

¡Sí!, es una situación mundial, transversal a todos los sectores y coyuntural. Pero, mientras tanto, las empresas -como las de nuestro sector- tienen que seguir dando servicio a sus clientes. 

A ninguno de nosotros creo que nos gustaría que un instalador nos diga que no puede reparar nuestra caldera – ¡con el frío que hace estos días en Madrid! -, porque no hay materiales disponibles en el mercado.

Nuevos tipos de demanda

Y eso por no hablar de la subida de la energía y, en concreto, de la luz y el gas, que han derivado hasta en otro tipo de demandas como la de estufas de pellets o de leña, que no necesitan electricidad. 

En Leroy Merlin, por ejemplo, ha llegado a incrementarse la demanda de este tipo de equipos (con respecto al año pasado) cerca de un 90 %. ¡De nuevo, las empresas han tenido que adaptarse a la nueva situación, circunstancial o no, de la demanda!

Aunque algunos de estos nuevos hábitos de consumo no prosperen con la vuelta a la normalidad de los precios de las materias primas y la energía, habrá otros que sí que se queden

Esperemos que la importancia que el usuario final da ahora al ahorro energético, aunque sea a regañadientes (por la significativa subida de la factura de la luz), sea uno de ellos. Eso sí, a través de la inversión en equipos de calefacción, climatización, ACS y ventilación más eficientes y sostenibles.

La incertidumbre ¿se irá?

Además, y en toda esta tormenta, las empresas intentan amainar el temporal. Muchas acopiando stock lo máximo posible, otras han diversificado su abanico de proveedores y casi todas ya han dado por sentado que los precios seguirán subiendo lo que queda de año y, al menos, principios del 2022.

¿Y después? Difícil de responder. Ahora mismo, hacer previsiones a más de un mes vista es casi una utopía: nadie sabe lo que puede pasar. 

Cada 30 días, los presupuestos cobran vida hasta el punto de poder poner patas arriba las estrategias empresariales. 

Primero lo vivimos con la pandemia, y ahora con sus secuelas: la incertidumbre seguirá siendo parte de nuestra vida, tanto empresarial como personal. Aprender a vivir con ella, gestionándola y caminando hacia delante, es hoy el gran reto de cada uno de nosotros

Aquí los psicólogos ya tampoco se aventuran a ponerle fecha de caducidad. Hacer previsiones para el próximo año e incluso los siguientes meses es más bien un ‘sálvese quien pueda’.

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