En un nuevo capítulo de mis charlas con mi amigo el empresario, este mes me trasladaba su profunda preocupación por la sucesión o la continuidad de su empresa.
Aunque tiene dos hijos dentro de la empresa, no está lo suficientemente seguro de que puedan ser capaces de llevarla por sí solos hacia delante. Es más, ni siquiera sabe si los hijos quieren o no ser los sucesores.
‘Querido amigo, con la iglesia hemos topado‘. Con esto quiero decir que la sucesión es uno de los mayores problemas que tienen las empresas familiares. Y que están obligadas a resolver. Y es el caso de mi amigo, que tiene 65 años.
Una historia que se repite
La historia se repite en todas las empresas familiares, en mayor o menor medida. Tú creaste tu empresa desde cero. Trabajaste 18 horas al día, esforzándote para ir pagando todo, para comprar nuevas naves y para ampliar el negocio con el objetivo de llegar a más clientes y a nuevos mercados.
Además, has ahorrado porque no tenías ni vicios ni ocio alguno. No podías perder el tiempo. Y poco a poco, fuiste haciendo un capital hasta llegar a los 50 años, donde tenías dos negocios funcionando. Ahora, a los 65 años, eres un acaudalado empresario muy respetado en tu sector y en el mundo empresarial en general. Ah, y todo lo has hecho sin títulos universitarios… Solo con los estudios que te ha dado la vida.
Por otro lado, tus hijos han ido creciendo, viendo y tocando los resultados, pero no han sufrido el proceso que lleva todo esto. Son herederos, pero no son constructores de negocios, aunque puedan ser buenos administradores.
Otra cosa diferente son tus nietos, que no han vivido el esfuerzo ni el trabajo que te ha llevado a llegar hasta donde estás. Solo han vivido lujos, viajes y los mimos de sus padres. Van a los mejores colegios y reciben los mejores regalos. Nunca les enseñaron a cómo hay que esforzarse para crear una empresa, sólo han aprendido a gastar sin miramientos, a tener coches buenos… En definitiva, a disponer de todos sus caprichos.
Todo esto conlleva “que lo difícil no es crear una empresa, sino enseñar a tus hijos y nietos a que no destruyan lo construido”.
El concepto de empresa familiar
Según los datos del Instituto de la Empresa Familiar, en España el 90 % de las empresas son familiares y representan el 5 % del PIB y el 67 % del empleo. Es decir, que son unos actores económicos muy importantes.
Una empresa es considerada familiar cuando la propiedad es, en su mayoría, de la familia que fundó la empresa, cuando al menos un familiar es el que participa de la gestión de la compañía y por último, cuando la empresa persigue el objetivo estratégico de mantener el control de la propiedad y la gestión en manos de la familia.
El plan de sucesión de la empresa
Esto último es lo más importante especialmente cuando, como a ti te pasa, las personas que ejercen el control se acercan a edades avanzadas.
Llegados a este punto, mi querido amigo, y sin eludir la preocupación inicial, hay que abordar necesariamente el plan de sucesión de la empresa. Para ello, tenemos abiertos dos escenarios:
- Plantéate la pregunta seriamente. ¿De verdad tus hijos quieren y además pueden sucederte? En caso afirmativo, hay que planificar el traspaso de la sociedad y la dirección a las nuevas generaciones.
- Si no hay posibilidad de sucesión, es momento de planificar la venta de la empresa a un tercero que pueda continuar con la actividad.
En cualquiera de los casos, lo que sí te aconsejo es que tengas un buen asesoramiento en cuanto a la fiscalidad, porque, en caso contrario, puedes recibir algunos sustos imprevistos desde Hacienda.
Apreciado amigo, espero haber podido ser de ayuda en tu preocupación y clarificar algunas ideas para que seas capaz de contemplar la opción más beneficiosa para tu empresa.
¡Que seáis buenos!