Instaladores con nombre propio

José Miguel García, el instalador que da una segunda vida a las calderas

Desde que tiene uso de razón, José Miguel García ha estado vinculado al sector de las instalaciones. Parte de su familia se ha dedicado al mundillo, aunque más concretamente a la parte comercial, y García encontró en “lo práctico” su punto fuerte. De esta manera, cuando cumplió la mayoría de edad, inició su andadura profesional como técnico reparador en distintas empresas, en servicios técnicos de marcas reconocidas y en empresas colaboradoras de aseguradoras. En 2010, José Miguel se unió a su padre, Miguel Ángel García, y crearon una empresa familiar, Ibérica de Calderas y Gas, en la que el hijo se encargaba de la parte técnica e instaladora y su progenitor, de lo comercial y administrativo. Desde hace siete años, García lleva las riendas de ICG Calderas en solitario.

Lo que nació hace ya quince años como una pequeña empresa familiar, atendiendo al municipio de Griñón y pueblos colindantes en la reparación e instalación de calderas y aparatos de calefacción, ha ido convirtiéndose en una compañía con una plantilla de quince trabajadores, dos tiendas y más de 400 instalaciones al año. Pero la clave del crecimiento de la empresa está en el reacondicionamiento de calderas y calentadores, donde, posiblemente, José Miguel García posee, en su compañía, uno de los mayores stocks de repuestos de España. Los repuestos, que llegaron por casualidad, se han convertido en una interesante línea de negocio para ICG Calderas, superando el millar de unidades vendidas anualmente a nivel nacional.

La evolución de ICG Calderas

Los inicios de la empresa familiar, padre e hijo en el negocio, los recuerdan “con mucho cariño”. ¿El motivo? La cercanía con su clientela. “Éramos dos personas, tratando con vecinos y gente conocida y, aunque parecía un mundo por entonces, con retrospectiva, todo era mucho más sencillo”, resume García. Desde entonces, poco a poco, ambos profesionales fueron mejorando y ampliando su catálogo de productos y servicios, donde tuvo especial relevancia la entrada al sector de la venta de repuestos recuperados o reacondicionados.

Aunque se coció ‘a fuego lento’, José Miguel García recuerda una de las primeras ocasiones en las que valoró abrir la línea de negocio. Fue una reparación a una mujer mayor, que no podía arreglar la caldera por el alto coste del repuesto y tampoco podía cambiarla con su ajustada pensión. “Yo había retirado, esa misma mañana, una caldera parecida y en esta había una pieza que podía servirle. No era nueva, no era la mejor solución, pero era la solución perfecta para ella“, recuerda García.

Esa doble motivación de “ayudar a más personas y, a la par, poder sacar el trabajo adelante, que en muchos casos no es posible por los altos costes de repuestos en el sector”, les motivó a crear sus procedimientos de control y pruebas para poder recuperar, reacondicionar y aprovechar aquellos repuestos y piezas que retiraban de sus propias instalaciones.

En la actualidad, ICG Calderas cuenta con procedimientos estandarizados para la recuperación, comprobación y categorización de los repuestos. Asimismo, tienen bancos de prueba para casi todos los modelos del mercado y un gran stock de piezas para poder ofrecer desde repuestos de calderas actuales hasta de calderas de veinte años de antigüedad.

El reacondicionamiento y los repuestos

A la par que realizaban los trabajos en su pequeña tienda de Griñón, José Miguel García comenzó a trabajar con la idea de los repuestos recuperados, ofreciendo y usándolos, en primer lugar, a sus clientes más fieles. Una vez fueron acumulando stock y mejorando la calidad del servicio, “empezamos a vender a numerosos técnicos del sector”. Y, en esta evolución del negocio, la profesionalización de las ventas y crecimiento en confianza dentro del sector, les ayudó a “aumentar nuestro volumen de intervenciones e instalaciones, las cuales nos han ido ‘obligando’ a mejorar en nuestra organización, controles, oficina e, incluso, departamento comercial a lo largo de estos últimos cinco años”.

Y ese crecimiento en volumen de trabajo ha llevado al crecimiento en personal. De aquellas dos personas, padre e hijo, han llegado hasta las quince. En la plantilla actual, cinco empleados no han cumplido los veinticinco años. Llegaron sin haber tenido contacto con el sector, como “aprendices/acompañantes” y, según han ido aprendiendo y mejorando, han ido haciéndose con los carnets profesionales y, José Miguel García, los califica como “unos instaladores de calderas como un pino”.

Aunque en su caso la plantilla es “mixta”, con técnicos con gran experiencia en el sector hasta los jóvenes que llegan “con ganas de aprender, dispuestos a trabajar y dejarse enseñar”, García achaca la falta de relevo generacional en que “los chavales suelen preferir trabajos de oficina, de gestión, fresquitos en verano y calientes en invierno”.

La formación, un deber en la trayectoria del instalador

En ICG Calderas, tratan de aprovechar todas las formaciones de fabricantes y distribuidores posibles. “Tenemos la suerte de que, al tener cierto volumen de instalaciones anuales con algunas marcas, nos ofrecen cursos y formaciones cuando sacan nuevos aparatos”, reconoce García. Además, una vez al año, intenta organizar una visita a una feria del sector a la que acude todo el equipo para conocer las novedades.

En lo que respecta a la tipología de las instalaciones, la compañía suele destacar en la sustitución de aparatos averiados, más que en obra nueva. “Al contar con la confianza de un buen parque de clientes ya, todos aquellos que han reparado con anterioridad con nosotros y los que vienen referenciados, tenemos una estabilidad en instalaciones que atendemos, gracias también a tener suficientes profesionales en plantilla”, explica José Miguel García.

Más allá, realizan trabajos de aerotermia y climatización desde hace cuatro años, una rama en la que siguen creciendo y mejorando en unos trabajos que “nos ayudan a paliar la estacionalidad del sector de calefacción y a profesionalizarnos y ampliar nuestro catálogo de servicios”.

Por último, deja un mensaje a quien se quiera animar a incorporarse al sector de las instalaciones: “Para mí, que soy una persona inquieta, práctica y habladora, siempre fue una buena opción; cada día, ves a gente nueva o vas a un sitio distinto, además es muy reconfortante llegar a un hogar donde tienen un problema, no tienen agua caliente o calefacción, y llegas tú y lo solucionas“.

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