Las estafas de los que se hacen pasar por instaladores de gas no son un cuento chino. Aunque bien es cierto que sus autores podrían pasar perfectamente por protagonistas de narraciones envueltas en mentiras, disfrazadas de artificios como el que os voy a contar a continuación.
Érase una vez un hombre ataviado con un mono de trabajo, una caja de herramientas y una carpeta con papeles, entre los estaba también su tarjeta de visita:
Teresa es una octogenaria que vive sola en una calle céntrica de Madrid. Eduardo es el instalador de gas que hoy ha acudido a su domicilio para prestar sus servicios. Tiene buen aspecto: atuendo naranja, a juego con el logotipo en forma de gaviota de la empresa para la que trabaja, sonríe y conversa con su clienta mientras revisa el equipo, irradiando amabilidad y cercanía.
En la tarjeta se puede leer el nombre de la empresa a la que pertenece Eduardo: ‘Compañía de Gas Preventivas’, el teléfono para urgencias (91 039 59 26) y el email de contacto (avisos@gasnaturalpreventivas.com). También tiene web: www.gasnaturalpreventivas.com
Esta es una historia real: un colega de trabajo me la contó hace unas semanas (Teresa es su madre). Pero ni Teresa tenía que hacer una revisión anual de su caldera (ya que es cada dos años), ni Eduardo es un instalador de gas.
Asimismo, y fruto de mi insaciable curiosidad, he podido ver que la empresa para la que dijo trabajar Eduardo (que, por cierto, desconozco si es su nombre real): ‘Compañía de Gas Preventivas’, además de tener un logotipo muy parecido al de Naturgy (ha cambiado la icónica mariposa por una gaviota anaranjada), deja varias incógnitas sin resolver:
Y aún hay más, en su página de Google My Business – y ¡sí!, la tiene – hay doce comentarios. En todos ellos cuentan una historia muy similar a la de Teresa. Os invito a leerlos.
Los que formamos parte del sector sabemos que estos timos no son cosa ni del pasado, ni solo de la época invernal (ya son frecuentes durante todo el año), ni de textos literarios. Son hechos que se producen cada día en algún vecindario, especialmente, habitado por personas mayores.
Y yo me pregunto, ¿no podríamos utilizar los lugares que más transitan de forma más recurrente para prevenir que sean víctimas de este tipo de prácticas?
Telediarios, emisoras de radio o Sálvame ¿no podrían ser escenarios idóneos para campañas institucionales que refuercen este mensaje de la mano de instaladores de gas de verdad?
¿Podrían ejercer las comunidades de propietarios o el administrador de fincas un rol más activo para informar a los vecinos, especialmente si son de edad avanzada?
Espero vuestros comentarios y ¡buen resto de semana!
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