La vicepresidenta tercera ha pedido "prudencia" en el uso del aire acondicionado ante la ola de calor al tratarse de un momento en el que "se produce un incremento notable de la demanda eléctrica y una disminución de la generación eólica y fotovoltaica".
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha pedido “prudencia” en el uso del aire acondicionado durante la ola de calor (la segunda que vivirá nuestro país en menos de un mes y que dejará episodios de temperaturas de más de 45 grados en algunas ciudades durante al menos cinco días).
Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este lunes, Ribera ha lanzado una serie de recomendaciones, entre las que se encuentran la reducción del consumo de la energía “en unos momentos en los que se produce un incremento muy notable de la demanda eléctrica que coexiste con una disminución de la generación eólica y fotovoltaica”, ha subrayado la ministra.
Ante la ola de calor, que “durará más de cinco días y dejará valores persistentes de temperaturas altas de día y de noche”, Teresa Ribera también ha recomendado “extremar la cautela” frente a los riesgos de incendio y ha advertido sobre el cuidado que deben tener los ciudadanos para no verse afectados por las altas temperaturas, especialmemte los más pequeños y los más mayores.
Suministro de gas a Europa
Estas declaraciones llegan el mismo día en que Rusia ha cortado durante diez días el Nord Stream 1 del mar Báltico, la conexión más importante para los flujos de gas natural hacia Alemania. De esta manera, el gas ha dejado de fluir este lunes y su circulación no se reanudará, al menos, hasta el próximo 21 de julio.
Sin embargo, tanto Alemania como toda Europa temen que esta suspensión sea permanente porque la empresa rusa Gazprom ha reducido considerablemente los volúmenes de suministro a través del gasoducto de 1.200 kilómetros entre Rusia y el norte de Alemania, alegando retrasos en las obras de reparación.
Esta disminución en el suministro del gas también ha afectado a otros países europeos como Italia. Concretamente, la compañía italiana Eni, controlada en un 30 % por el Estado, ha denunciado que el país ruso está reduciendo un tercio el suministro habitual de gas desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania.
