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Desregulación de la sostenibilidad: así afecta Ómnibus a las empresas del sector

Por Sebastián Molinero

En los últimos años, el marco regulador en materia de sostenibilidad ha supuesto una carga significativa para las pequeñas y medianas empresas en sectores como la construcción, climatización y fontanería. Sobre todo, con el horizonte del periodo 2025-2027 ejerciendo una presión palpable sobre las empresas. 

Sin embargo, la reciente propuesta de desregulación impulsada por la Comisión Europea podría marcar un punto de inflexión, ofreciendo a las pymes mayor flexibilidad y reduciendo costes administrativos. Sin renunciar, eso sí, a los objetivos de descarbonización. Y en esta dualidad reside precisamente un difícil equilibrio.

Los hechos: un alivio en la presión regulatoria

La propuesta de la Comisión Europea busca aliviar la presión regulatoria sobre las empresas, dejando que sean ellas quienes decidan libremente su nivel de compromiso con la sostenibilidad. 

Uno de los cambios más significativos es la modificación de la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD). Con la nueva propuesta, solo será de obligado cumplimiento para empresas con más de 1.000 empleados, reduciendo así la presión sobre proveedores y clientes más pequeños. 

Esto no significa abandonar los objetivos medioambientales, sino permitir que las empresas adapten sus estrategias sin que el cumplimiento normativo suponga una barrera insalvable para su competitividad, especialmente en las empresas de menor tamaño.

Las pymes podrán acogerse a normas de información voluntarias, lo que disminuirá significativamente las exigencias que los bancos y grandes empresas podrían imponer a su cadena de suministro.

Estas medidas supondrán la reducción de un 25 % en las cargas administrativas en general y hasta un 35 % para las pymes. En términos económicos, esto se traducirá en un ahorro de aproximadamente 6.300 millones de euros anuales, liberando recursos para inversiones más estratégicas. Además, se estima que la iniciativa movilizará hasta 50.000 millones de euros en inversión pública y privada para impulsar proyectos sostenibles.

¿Cuáles son las consecuencias para el sector de la climatización?

Si bien esta ‘desregulación’ aliviará sin duda las cargas administrativas, también plantea desafíos. La ausencia de normativas estrictas puede generar una mayor fragmentación en el mercado, donde cada empresa adoptará su propio enfoque en materia de sostenibilidad. 

Pero sin duda, esto también será clave de cara a la competitividad: quienes integren la sostenibilidad como parte de su propuesta de valor tendrán sin duda una ventaja competitiva clara frente a las empresas que opten por estrategias más laxas.

No podemos ignorar que la demanda de soluciones eficientes y respetuosas con el medioambiente sigue en aumento, especialmente en un contexto en el que la eficiencia energética es una prioridad para consumidores y las empresas.

Por otro lado, la desregulación podría facilitar la agilización de trámites y la eliminación de procesos ineficaces que han dificultado la adopción de tecnologías innovadoras. Esto es especialmente relevante en un sector donde la digitalización y la automatización juegan un papel clave en la optimización del consumo energético.

La tendencia del mercado apunta hacia soluciones que ofrezcan eficiencia energética, confort y reducción de emisiones. En este sentido, las empresas que apuesten por tecnologías avanzadas, como sistemas de climatización inteligente, bombas de calor de última generación o la integración con energías renovables, tendrán una ventaja competitiva significativa.

Oportunidad para adaptar soluciones innovadoras

Tal y como lo vemos desde Andimac, esta ‘desregulación’ no debe interpretarse como una excusa para reducir el compromiso con la sostenibilidad, sino como una oportunidad para que las empresas adopten soluciones innovadoras sin el peso de una regulación excesiva. 

La empresa de distribución no debe ponerse de perfil y hacer como si el tema no fuera con ellos. Porque buena parte de nuestros proveedores se van a ver afectados, y también clientes que trabajen para grandes constructoras y promotores. En el ámbito de ingenieros y arquitectos, más allá de obligaciones, existe una sensibilidad creciente en esta materia y, sobre todo, los propios los competidores de la distribución, obligados a cumplir ciertos requerimientos, lo van a usar como vector diferenciador en valor para seguir ganando cuota. 

Por este motivo, para evitar la fragmentación y reforzar nuestra credibilidad, desde Andimac venimos desarrollando el Sello de Compromiso con la Sostenibilidad y la Economía Circular, que ayuda a las empresas a adaptarse y a reforzar este creciente frente de competitividad comercial. 

La clave, en definitiva, estará en encontrar un equilibrio entre flexibilidad normativa, responsabilidad ambiental y competitividad empresarial.

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