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¿Por qué se ha disparado el precio del gas?: así lo explica The Economist

Por Tania Alvarez
En las últimas semanas, los precios del gas no han dejado de crecer, alcanzando máximos históricos en el mercado europeo. Una escalada que se debe, entre otros factores, a los cuellos de botella en el suministro ruso y la alta demanda asiática.

Este lunes, 27 de septiembre, el TTF holandés, que es el mercado de referencia en Europa, marcaba un nuevo precio récord del gas: 77,94 euros/ MWh. Lo que supone que el combustible del que dependen los países para calentar millones de hogares y generar electricidad estaba un 11 % más caro: una tendecia que se ha disparado en las últimas semanas.

“La escalada es consecuencia de una serie de factores que van desde los cuellos de botella en el suministro ruso hasta la falta de viento en el mar Norte”, señala The Economist.

Escasez de suministro y alza de precios

El diario económico británico explica que el gas ya escaseaba antes de la reciente subida de precios: un prolongado invierno boreal hizo que los países europeos echaran mano de sus reservas, que se redujeron en un 25 % por debajo de la media histórica.

“Las interrupciones de las importaciones procedentes de Rusia y Noruega, que suponen casi la mitad del gas europeo, dificultaron la reposición de las existencias de gas. El flujo procedente de Noruega se vio limitado por unas obras de mejora de las infraestructuras del país; un incendio en una planta de procesamiento en Siberia y la necesidad de rellenar los propios depósitos tras un invierno brutal estrangularon la producción rusa”, especifica.

En medio de esta escasez en la oferta, ha llegado el aumento de la demanda de gas natural licuado en Asia. La recuperación de las economías del continente asiático, tras la recesión provocada por la COVID-19, ha desencadenado una subida de precios.

Asimismo, y mientras tanto, las turbinas eólicas, productoras de un 10 % de la energía europea, también han disminuido su producción durante un verano inusualmente tranquilo.

El carbón, ¿una alternativa?

Cuando suben los precios del gas y las fuentes de energía alternativas, es habitual que las compañías eléctricas europeas recurran al carbón. Una opción que, en la actual coyuntura, no ha sido muy viable: la disminución de la oferta de las minas europeas y la gran demanda de China también han hecho que el precio de este mineral haya subido.

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Esta tendencia alcista se ha trasladado también al coste de los permisos europeos de emisión de carbono que los productores de carbón deben comprar para compensar sus emisiones: han pasado de unos 30 euros por tonelada a principios de año a 63 euros a principios de este mes de septiembre, cuando alcanzaron su cifra récord.

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