Los fraudes en la financiación de equipos como calderas o aires acondicionados, o la interceptación de comunicaciones son las ciberestafas más comunes, tal y como advierten desde Agremia.
Agremia ha dado la voz de alarma sobre el aumento significativo de las ciberestafas dirigidas a pequeñas y medianas empresas instaladoras, un fenómeno que está generando graves perjuicios económicos e incluso operativos dentro del sector instalador.
Según los datos del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), en 2024 se gestionaron 97.348 incidentes de ciberseguridad, lo que supone un incremento del 16 % respecto al año anterior. Y una parte importante de las empresas que sufrieron estos ataques eran pymes, que continúan siendo uno de los objetivos prioritarios de los ciberdelincuentes.
¿Cómo actúan los ciberdelincuentes?
Tal y como explican desde Agremia, el incremento de estos ataques responde a la sofisticación creciente de los métodos empleados, especialmente tras la irrupción de nuevas herramientas de inteligencia artificial que permiten ataques más precisos y difíciles de detectar.
De hecho, durante las últimas semanas la asociación ha tenido conocimiento de nuevos casos que han afectado a algunas de sus empresas asociadas, tanto a través de fraudes en la financiación de equipos como mediante técnicas de interceptación de comunicaciones.
Pero, ¿cúal es el modus operandi de los ciberdelincuentes? En el el primer tipo de estafa, los delincuentes suplantan la identidad de clientes que solicitan la compra financiada de calderas o aires acondicionados. Tras enviar documentación aparentemente legítima y conseguir la aprobación del crédito, desaparecen una vez recibido el material, dejando a la empresa instaladora sin los equipos y con la reclamación de la entidad financiera. En el segundo tipo de estafa, los atacantes manipulan facturas o correos electrónicos entre empresa y proveedor, sustituyendo números de cuenta para desviar pagos.
Impacto en la liquidez y estabilidad
“Estamos viendo cómo las empresas instaladoras, muchas de ellas micropymes o autónomos, se han convertido en un objetivo recurrente para los ciberdelincuentes. La falta de recursos específicos en ciberseguridad y el uso continuo de herramientas digitales en su actividad diaria las hacen especialmente vulnerables”, asegura Inmaculada Peiró, directora general de Agremia.
De hecho, tal y como asegura Peiró, “son situaciones que escapan al control inmediato de las empresas y que pueden comprometer su liquidez y su estabilidad. Hablamos de cantidades importantes y, en muchos casos, de equipamiento que ya no se puede recuperar. Es un problema real que está afectando al corazón de la actividad instaladora”.
Recomendaciones para evitar las ciberestafas
En su campaña, Agremia insiste en que la prevención es hoy más imprescindible que nunca. “No basta con contar con antivirus o medidas tecnológicas básicas: es necesario reforzar los protocolos internos y formar a los equipos en la detección de correos sospechosos, cambios inusuales en datos bancarios o comunicaciones anómalas”, indica Peiró.
Por eso, algunas de las recomendaciones de la asociación son la verificación telefónica de cualquier cambio en las condiciones de pago, la revisión periódica de los sistemas informáticos, el uso de contraseñas robustas y autenticación en dos pasos, así como la contratación de pólizas que cubran riesgos informáticos y daños derivados.
Con el objetivo de facilitar herramientas a sus asociados, Agremia ha puesto a su disposición recursos informativos, asesoramiento y productos aseguradores específicos para mitigar estos riesgos. “Nuestro objetivo es que ninguna empresa instaladora se enfrente sola a este problema. La ciberseguridad ha dejado de ser una cuestión tecnológica para convertirse en una parte esencial de la gestión empresarial. Protegerse no es una opción: es una necesidad para garantizar la continuidad del negocio”, finaliza Inmaculada Peiró.
















