Con la entrada del nuevo siglo, y con diez años en el sector del gas a sus espaldas, Kiko Llanos se trasladó a la tierra de su padre, Extremadura, para abrir su propia empresa instaladora, después de haber sido aprendiz en la compañía de sus primos en Valladolid, Asturias y Galicia.
Kiko Llanos nació en Valladolid y, cuando la edad se lo permitió, comenzó a estudiar un ciclo de FP como técnico auxiliar que tuvo que interrumpir por el servicio militar. A su regreso, decidió empezar a trabajar con unos primos que tenían, en la ciudad castellana, una empresa de instalaciones de gas. Allí, junto a sus familiares, comenzó su andadura, en los años 90 del siglo pasado, como aprendiz. De Valladolid, saltó al Cantábrico. Llanos continuó desarrollando su trayectoria en Asturias y en Galicia, donde habían encontrado una posibilidad de negocio.
“En Asturias, estuve de autónomo por primera vez, pero luego regresé a la empresa familiar hasta que me fui a Extremadura“. Fue en 1998, cuando Llanos se mudó a la tierra de Pizarro y Cortés, buscando conquistar el mercado del gas. “Cuando empezó el gas natural en Extremadura, decidí que era el momento de irme por mi cuenta”, recuerda el instalador. No fue casualidad el lugar escogido: era la tierra de su padre. “Tenía familia y casa aquí, así que decidí que era un buen lugar para emprender”.
Cuando aún trabajaba en el Norte de España, se sacó “todos los carnés profesionales y, ya en Badajoz, el certificado de profesionalidad” porque, aunque empezó como experto solo en gas, “fuimos abarcando más ramas poco a poco, con calefacción y clima“.
Aquellos primeros años
Así, en el año 2000, Kiko Llanos comenzó su andadura en Instalaciones Llanos. Primero, solo, aunque poco después necesitó a su primer ayudante. “Hubo un momento en el que llegué a tener a cuatro o cinco personas a mi cargo, pero era muy estresante y se me iba de las manos; así que recorté y ahora somos un equipo formado por tres personas“, explica el gerente de la empresa instaladora. Así, Kiko Llanos, junto a Cristian Rodríguez y Yolanda Fernández, trabajan en el día a día y, cuando tiene un proyecto mayor o necesita a algún otro especialista, “trabajamos con autónomos”.
Una decisión que viene también dada por la falta de mano de obra en el sector. “Me fui dando cuenta de que era muy difícil encontrar a jóvenes cualificados que pudieran incorporarse a la empresa y decidí que era mejor recurrir a trabajadores por cuenta propia cuando fuera necesario”, justifica Llanos. “Evitamos imprevistos y, aunque tenemos un margen menor, es un margen fijo“, concluye.
El estigma de la FP, factor ante la falta de mano de obra
En este sentido, el de la falta de profesionales, cree que se debe a varios factores, aunque el estigma en torno a la Formación Profesional en España monopoliza casi al completo la lista de motivos. “En nuestro país, nos hemos colgado el sambenito de que el que no sirve hace una FP y se ha hecho un flaco favor a sectores como el de la climatización”, lamenta Llanos. Lo explica con un ejemplo muy real: “Los padres no tienen reparo en, si tienen el dinero y es posible, dedicarlo a que sus hijos vayan a una universidad lejos de casa, pero si hablamos de FP, solo lo permiten si es en el centro de formación más cercano”. Eso sí, arroja algo de luz al sector: “Creo que la FP Dual puede ser el revulsivo que necesita la Formación Profesional para atraer más alumnos”.
En lo que respecta a su ubicación, Instalaciones Llanos abrió, en un primer momento, en el pueblo de Montijo, aunque desde hace un año, trasladó su oficina a Badajoz. “Desde aquí, gestionamos trabajos y proyectos en una hora a la redonda: Badajoz, Mérida, Don Benito, Zafra e, incluso, Cáceres”, enumera las localidades donde actúan. “Un trabajo a más distancia que esa hora en coche, no lo podemos atender bien”. Y es que Extremadura es una comunidad autónoma “extensa”, donde si le suma los costes de desplazamiento a municipios más lejanos “no nos sale a cuenta”. Además, que su ratio de actuación “abarca las grandes poblaciones de Extremadura”.
La formación, una acción constante para Kiko Llanos
Kiko Llanos se dio cuenta “muy pronto” de que se encontraba en un sector que “avanzaba siempre muy rápido, con cambios constantes en los modelos y soluciones”. Por ello, “siempre he estado muy activo en todas las formaciones que he podido participar”. En sus inicios, era habitual que Llanos recurriera a los propios fabricantes para realizar las formaciones, especialmente en sus primeros pasos con las calderas.
“Según nos iban pidiendo los clientes, solía contactar con los fabricantes y acudir a sus formaciones, al final son ellos quienes fabrican los equipos y quienes conocen el producto”, explica el gerente de Instalaciones Llanos. Algo que recuerda especialmente con la aerotermia. “Me acuerdo que fue un cliente el que me habló por primera vez de ella, yo no tenía ni idea e, indagando, vi que Daikin era pionero en esto. Les llamé y me fui unos días a Madrid a formarme en aerotermia para poder dar respuesta al cliente”. De esta manera, afirma, “vas directamente al que trae la novedad”.
El instalador, “imprescindible” para el futuro del sector
Además de gerente en Instalaciones Llanos, es presidente de la rama de Climatización, Fontanería y Energías Asociadas de Aspremetal, donde, además, pertenecen a CONAIF, y es un instalador convencido del futuro prometedor que tiene el sector. Por ello, entre sus bondades, destaca que “los instaladores se presentan indispensables en esta etapa de transición energética en la que nos encontramos”. Consciente de ello, defiende que aquel profesional que “se forme bien, va a estar muy solicitado, además de tener un trabajo muy bien remunerado”. Pero lo verdaderamente relevante para Llanos es que “se sentirá importante porque es un trabajo donde puedes elegir entre muchas ramas, donde uno puede sentirse a gusto mientras se gana la vida“.
