Un premio universitario sirvió de impulso a Jesús Parrilla, Domingo Zamora, Cecilio Torres y Olalla Martínez para crear una empresa con base tecnológica en plena crisis económica. Más de quince años después, Albedo Solar se consolida como una compañía instaladora de energías renovables.
Jesús Parrilla realizó sus estudios en Ingeniería Química Industrial y se adentró en el mundillo de las instalaciones, a través de estudios de ingeniería. Tras unos años realizando “proyectos de todo tipo”, se matriculó en la Universidad de Almería para realizar un máster poco mencionado, allá por los primeros años del siglo XXI: el de energías renovables. Con el apoyo de la universidad, Jesús Parrilla, Domingo Zamora, Cecilio Torres y Olalla Martínez crearon una empresa con base tecnológica. “Ganamos un premio y eso nos sirvió para arrancar con la compañía”, recuerda Parrilla. Durante dos años, los cuatro socios desarrollaron aquella idea de empresa instaladora de energías renovables en un espacio físico cedido por la entidad universitaria. Esa apuesta, en 2009, por cuatro jóvenes que recién comenzaban a especializarse en renovables es, más de tres lustros después, una compañía consolidada: Albedo Solar.
Pero los inicios fueron complicados. Era 2009 y las consecuencias de la crisis financiera apenas comenzaban a asomar. En plena destrucción de empleos y empresas, Albedo Solar luchaba por ponerse en pie. Unos comienzos crudos que consiguieron sortear, precisamente, gracias a “la innovación y el interés de nuestras instalaciones y que estas se dirigían a un sector con algo más de futuro, en aquellos momentos”. Ahí comenzó el crecimiento de la compañía. Primero Almería, luego Málaga, más tarde toda Andalucía, Murcia y Levante. “Desde Andalucía hasta la Comunidad Valenciana, y algún proyecto en Madrid” es su rango de actuación.
Líneas de negocio y plantilla de Albedo Solar
En 2009, escuchar hablar de energías renovables era, cuando menos, cosa de unos pocos. “Éramos los únicos”, rememora Jesús Parrilla. Los únicos que hablaban de sostenibilidad, una rama de negocio “aún emergente”. De esta manera, Albedo Solar ha crecido “en paralelo con el sector”. Huertos solares, impuesto al sol o la caída de la solar térmica son páginas también de la historia de la compañía andaluza. Concretamente, la empresa instaladora centra sus trabajos en dos líneas: electricidad enfocada en la fotovoltaica y térmica, enfocada en solar térmica, geotermia y aerotermia.
En cuanto al equipo humano, clave en Albedo Solar, la plantilla está formada por veinticinco trabajadores. Al detalle, se trata de una decena de ingenieros, en la línea de negocio de ingeniería, donde el equipo es “joven”. “Tenemos poca rotación, incorporamos a ingenieros en prácticas y realizamos un proceso de aprendizaje de entre cuatro y cinco años para retener el talento”, desvela su secreto Jesús Parrilla.

Por otra parte, las otras quince personas trabajan en las líneas de instalación y montaje, y mantenimiento. Para dichas líneas, en el mundo de las instalaciones, también recurren a la Formación Profesional. “Los alumnos de FP hacen las prácticas con nosotros y, aquellos que vemos con potencial y capacidad, los incorporamos al departamento de instalaciones y mantenimiento”, explica el cofundador de Albedo Solar. Pero no es todo de color de rosas: la escasez de mano de obra también es un quebradero de cabeza para el ingeniero.
La captación de talento, cuello de botella en el sector
La dificultad para encontrar mano de obra cualificada es “inmensa”. “Uno de los cuellos de botella en nuestro sector para crecer es la falta de profesionales“, lamenta Parrilla. “Nos limita muchísimo nuestro crecimiento”, un crecimiento, en palabras del socio, que “nunca va a crecer potencialmente”. Lo resume: “Tenemos que crecer acorde al talento que somos capaces de retener“.
De hecho, actualmente, Albedo Solar adapta los trabajos a la plantilla. “Es un sector que depende de personas que estén preparadas; es muy difícil crecer a base de ‘pelotazos'”. No obstante, Jesús Parrilla no se muestra excesivamente pesimista y considera que “va por épocas”. Es decir, en épocas de crisis, es habitual vivir un incremento de matriculaciones de FP, buscando “una alternativa para seguir adelante”. Por el contrario, en temporadas de bonanza, resulta más complicado encontrar gente que recurra a la Formación Profesional. “La FP se sigue viendo como un fracaso, es la percepción que tiene la sociedad”.
En este punto, Parrilla indica que “el problema ahora mismo es enorme y tratamos de suplirlo con mano de obra extranjera“. Concretamente, profesionales venidos de África y América Latina, con cierta preparación.
El asociacionismo, pilar en la vida de Jesús Parrilla
Hace “bastantes años”, ya ha perdido la cuenta, Jesús Parrilla se adentró en el mundo del asociacionismo, de la mano de ASINAL. Así, comenzó como profesor de formación profesional ocupacional para aquellas personas que “tienen mucha experiencia, pero no tienen titulación o certificación“. Una labor que le permite “tener un vínculo muy cercano con las necesidades formativas”.
La vinculación e implicación de Parrilla con el asociacionismo se entiende en esa labor docente, pero también con su llegada a la presidencia de ASINAL, hace ocho meses. Tras los treinta y cinco años de José Andrés Fernández Vargas al frente de la entidad, un cambio en los estatutos obligó a cambiar de dirección. “La asociación me lo propuso y acepté, creo que la reforma es una adaptación a la realidad y a los tiempos modernos. Treinta y cinco años al frente de una asociación no es saludable ni para la persona ni para la asociación”.
Un trabajo ‘extra’ que asume de buena gana porque cree en la profesión y cree que hay futuro en la instalación. “Con la electrónica y la inteligencia artificial, hay muchos oficios y profesiones que se van a tener que reinventar porque podrán ser reemplazados, pero todavía estamos muy lejos de que un ‘robot manitas’ acuda a una vivienda a cambiar una tubería o una máquina de aire acondicionado”.
Ahí encuentra Jesús Parrilla la gran ventaja del profesional de las instalaciones: se encuentra a años luz de ser reemplazable. La excepcionalidad como arma en la lucha contra la tecnología, que podrá ser aliada pero no competencia para el instalador.