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Alba Carulla, Raquel Pradas y Raquel García.

Alba Carulla: cuando la aprendiz superó al maestro

Por Covadonga Del NeroResponsable de contenidos del área de Climatización y Confort
Alba Carulla se adentró en el mundo de las instalaciones mucho antes de comenzar su experiencia laboral. Lo hizo de manera indirecta, en casa, ante el ejemplo de su padre. Hace un cuarto de siglo que se sumó a la aventura empresarial de su progenitor y, en 2024, recibía el reconocimiento a su trabajo.

Hace más de 48 años, en octubre de 1976, Xavier Carulla de Haro, tras un primer trabajo como aprendiz, decidió dedicarse al sector de las instalaciones con la fundación de Calefacciones Carulla. En aquellos inicios “bastante duros”, la oficina era su propia casa y su mujer, quien atendía al teléfono y le pasaba las notas de los servicios a realizar. Las jornadas de trabajo eran interminables y la comodidad laboral brillaba por su ausencia. Xavier Carulla era un “manitas” al que le gustaba mucho reparar cosas e hizo de la pasión su trabajo.

Con trabajo y esfuerzo, siempre “con ganas de mejorar y seguir hacia delante”. Así trabajó, cada día, Xavier Carulla y así se lo transmitió a su hija Alba. Alba Carulla, actual gerente de Grup Carulla, se adentró hace veinticinco años en el sector, siguiendo los pasos de su padre. “Cuando en casa se tiene un negocio, el cual forma parte de tu vida a todas horas, acabas por dedicarte a ello”, explica Carulla. Inspirada por lo que vivió y aprendió en casa, el trabajo se convirtió en “casi un estilo de vida”. “Ver lo que ha hecho mi padre es la motivación para querer seguir con su legado“.

Grup Carulla, ejemplo de empresa familiar

Desde Manresa, Xavier Carulla de Haro comenzó su andadura trabajando, sobre todo, con hierro y con gasóleo. Eran otros tiempos. Con la llegada del gas a la zona, “fue sustituyendo esas instalaciones por lo nuevo”. Siempre formándose y “adaptándose a las novedades”. Así, fue haciéndose un nombre en el mundillo, por su trabajo “rápido y serio”, y comenzó a aumentar el personal, llegando a alcanzar los más de veinticinco empleados en 2024.

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Las oficinas de Grup Carulla, en Manresa. Fuente: Grup Carulla SL.

Con el paso de los años, la compañía se especializó en aire acondicionado, climatización, electricidad, telecomunicaciones e instalaciones petrolíferas. Pero quiso ir un paso más allá y, a la par que Alba Carulla se incorporaba al equipo como aprendiz, “mi padre decidió subirse al tren de las energéticas” y decidió colaborar con Naturgy, gestionando, desde 1998, el Centro de Naturgy de Manresa.

“Empezamos a gestionar todo lo relacionado con facturas de energía, primero en exclusiva con las facturas de gas y, luego, con la liberalización del mercado, con la luz“, explica la actual gerente de la empresa familiar, ejemplo de relevo generacional. Por aquel entonces, Alba Carulla recuerda que “el sector, quizás, era un poco más llevadero que ahora, que se ha ido complicando”. La profesional de la instalación se refiere a la exigencia del cliente de, en sus palabras, “trabajar bueno, bonito y barato“.

Fue en 2023, tras la pandemia, cuando Alba Carulla decidió volver a los inicios, a su modelo de negocio original, y dejar de trabajar con energéticas. El pasado año, tras varias llamadas a su puerta, a Grup Carulla le surgió la oportunidad de trabajar con CONAIF Energía. “Ha sido todo un respiro, aire fresco, modernidad y facilidad”.

Los problemas del día a día

Carulla reconoce que “tener una empresa instaladora, con todo lo que supone”, complica el día a día del emprendedor. “Estamos en un sector en constante cambio, y que lo hace a pasos agigantados, por lo que requiere una constante formación por nuestra parte”, resalta. No solo eso, sino que “la falta de mano de obra cualificada, con las pocas ganas de aprender y, a veces, de trabajar” lleva a la mujer instaladora a plantearse que “tener hoy en día una empresa no es para emprendedores, sino para locos de la cabeza“.

Pero aunque ella es ejemplo de que existe el relevo generacional, siendo segunda generación de una empresa familiar, parece tratarse de un caso aislado. “Encontrar mano de obra está siendo una odisea”, lamenta Alba Carulla. Y, es más, añade que “si no se pone remedio urgentemente, se nos irá jubilando el personal especializado y no habrá quien le sustituya”. “Se necesita dar gas a todo nuestro sector: transmitir a las nuevas generaciones que somos una parte muy importante de la economía y, sobre todo, de la vida cotidiana de las viviendas”.

Atraer el talento joven

Alba Carulla tiene claro que el fin de las empresas instaladoras está cerca si no se consigue revertir la situación. La falta de mano de obra cualificada se une a la falta de relevo generacional. Y para conseguir ese relevo es necesario atraer el talento joven. “No se encuentra atractiva la profesión porque se ha convencido a la juventud que si no se tiene una carrera universitaria no se es nada en esta vida”, una mentalidad generalizada en la sociedad que la profesión debe desmitificar.

“Hemos de tener claro que sin nuestra profesión, nuestras instalaciones y mantenimientos, quizás las otras profesiones no se mantendrían solas”, reflexiona Carulla. Además, manda un recado a la administración: “Faltan políticas adecuadas para fomentar la formación en nuestro sector”. Y lo dice un ejemplo de que existen esas ganas por continuar con los negocios tradicionales, por seguir escribiendo capítulos de un libro que no está ni mucho menos terminado.

Aquella niña que terminó siguiendo los pasos de su padre y se convirtió en su aprendiz acabaría, un cuarto de siglo después, superando al maestro al recoger, en Castellón de la Plana, el Premio Instalador del año 2024 de CONAIF. El resultado de cinco décadas de esfuerzo y dedicación por el sector.

Los mejores instaladores, durante la entrega de premios del Congreso CONAIF 2024.
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