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Reglamento F-Gas: así será el impacto de la reducción de cuota de gases fluorados

Por Javier EspadaDirector del área de Climatización y Confort
La reducción progresiva de la cuota de gases fluorados que se aplica a partir de 2025 podría tener efectos directos en el precio de los productos, en su disponibilidad y en el mantenimiento de los sistemas existentes, tal y como advierten desde AEFYT.

La llegada del nuevo año ha supuesto la entrada en vigor de nuevas restricciones derivadas del Reglamento F-Gas que afectan a la comercialización de aparatos que utilizan gases fluorados de efecto invernadero. 

Tal y como publicaba este medio recientemente, las medidas más relevantes son la prohibición de comercializar aparatos de refrigeración autónomos que utilicen gases con un Potencial de Calentamiento Global (PCG) igual o superior a 150, y la prohibición del uso de gases fluorados con un PCG igual o superior a 750 en los sistemas partidos simples de aire acondicionado y en las bombas de calor que contienen menos de 3 kilos de refrigerante.

Reducción de la cuota de gases fluorados

Sin embargo, más allá de estas restricciones, lo que más parece preocupar al sector es la reducción progresiva de la cuota de comercialización de gases fluorados (un proceso contemplado en la normativa y conocido como phase down), que regula directamente la disponibilidad de productos en el mercado en base a su contribución al calentamiento global.

Esta contribución o potencial de calentamiento atmosférico (PCA) se define como la cantidad de CO2 en peso a la que equivale el producto. A través del sistema phase down, la cuota reduce la cantidad equivalente de CO2, por lo que para disponer de la misma cantidad de producto en el mercado, este debe tener un impacto menor en el calentamiento global. Como la demanda no disminuye, el sistema empuja al sector a evolucionar hacia productos de menor PCA.

La normativa F-Gas ha fijado el precio de la asignación de cuotas de HFC en 3 €/teq CO2, aunque será revisable en base a la inflación.

Impacto en el mantenimiento de los sistemas

Aunque desde AEFYT (Asociación de Empresas del Frío y sus Tecnologías) reconocen que las nuevas restricciones que han entrado en vigor en 2025 “no impactarán de manera drástica en el sector”, sí se han mostrado preocupados por el impacto de la reducción progresiva de la cuota.

Tal y como explica su presidenta, Susana Rodríguez, esta disminución “obliga a los fabricantes y distribuidores a reducir la cantidad total de gases fluorados de alto PCG que pueden comercializarse en el mercado europeo”.

Además, a medida que las cuotas se estrechan, aumenta la presión sobre la disponibilidad de ciertos refrigerantes, lo que puede traducirse en incrementos de precios y dificultades para obtener los productos más demandados.

Por último, Rodríguez señala directamente los efectos que podrían tener estas restricciones en el mantenimiento de los sistemas existentes. Y es que, como asegura la presidenta, “muchos equipos e instalaciones todavía dependen de gases fluorados con PCG elevados que seguirán requiriéndose para reparaciones y mantenimiento durante los próximos años”.

La modificación del RSIF, pendiente

Debido a su condición de reglamento europeo, la F-Gas es directamente aplicable y de obligado cumplimiento en todos los Estados Miembros desde su entrada en vigor. Es decir, que sus disposiciones deben trasladarse al Reglamento de Seguridad para Instalaciones Frigoríficas (RSIF) en lo relativo a refrigerantes, manipulación de los mismos o reducción de fugas en las instalaciones. Una tarea que aún está pendiente.

Aunque desde AEFYT desconocen con exactitud cuándo se realizará la actualización del RSIF, toman como referencia lo sucedido con el Reglamento F-Gas II de 2014, que también promovió cambios relacionados con cuestiones de seguridad. En aquella ocasión, las modificaciones no se incorporaron hasta el año 2019 (cinco años más tarde), una vez que las normas armonizadas fueron revisadas y actualizadas.

“Estas referencias nos ofrecen una guía temporal, pero sería deseable que la adaptación se produzca en un periodo más corto, para garantizar que las nuevas exigencias sean implementadas de forma efectiva, minimizando cualquier impacto negativo sobre el sector y asegurando una transición ordenada hacia el cumplimiento normativo”, concluyen.

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