Esta reducción se interpreta como un signo que confirma que la eliminación gradual de la presencia de gases fluorados sigue su curso en Europa.
La cantidad de HFCs (hidrofluorocarbonos) puesta en el mercado de la Unión Europea se redujo un 37 % en 2024 respecto al ejercicio anterior, lo que supone un 1 % por debajo del límite máximo permitido por la F-Gas. Así lo desvelan las cifras de un informe elaborado recientemente por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) al que ha tenido acceso este medio.
Una reducción que se interpreta como un signo que ratifica que la eliminación gradual de este tipo de gases fluorados sigue su curso, a la vez que continúa acelerándose el despliegue de refrigerantes de menos potencial de calentamiento global (GWP), tanto en equipos nuevos como en proyectos de renovación.
Además, estos datos confirman que la Unión Europea avanza por encima de los compromisos marcados por la normativa internacional. Y es que, si se compara con el Protocolo de Montreal (enmienda de Kigali), el consumo de HFCs en los 27 países miembros de la Unión Europea se sitúa un 60 % por debajo del tope internacional aplicable.
La mitad de gases fluorados que en 2015
Según el informe publicado por la AEMA, los gases fluorados comercializados en la Unión Europea representan alrededor del 2 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en los países miembros. Sin embargo, su elevado potencial de calentamiento global hace que estas pequeñas cantidades tengan un efecto considerable.
Además, si analizamos la evolución de la presencia de gases fluorados en la última década, las emisiones actuales están un 45 % por debajo de los niveles de 2015.
Sin embargo, las cifras de la AEMA no tienen en cuenta el comercio ilegal de refrigerantes HFC ampliamente documentado.
Refrigeración, aire acondicionado y bombas de calor
En cuanto al reparto por usos, la refrigeración, el aire acondicionado y las bombas de calor concentran alrededor del 70 % del volumen total de gases fluorados utilizados en la Unión Europea y en torno al 40 % de su impacto climático medido en C02 equivalente, especialmente de HFC.
Tal y como aseguran desde AEMA, son tecnologías que “están presentes prácticamente en todos los eslabones de la cadena de valor: desde el frío industrial y logístico hasta las instalaciones comerciales y domésticas, pasando por cámaras frigoríficas, secaderos, salas de despiece o incluso vitrinas de supermercados”.
















