Las primeras semanas, llegaron a acudir hasta 300 de estos 'soldados del agua', entre autónomos y pymes. En la actualidad, cuentan con un listado de en torno a noventa profesionales.
Hasta 200 kilómetros diariamente. Este es el recorrido que, en el peor de los casos, deben recorrer aquellos fontaneros de Castellón para ayudar en las localidades de Valencia más afectadas por la devastación. Todo comenzó el viernes 1 de noviembre, tres días después del paso de la DANA por la Comunidad Valenciana. Durante el día festivo, Francisco Javier González, presidente de APIMAGC, contactó con José Antonio García Barberá, vicepresidente de la asociación. “Le dije que debíamos hacer algo”.
Y así fue. González y García Barberá llamaron a un bombero de una de las zonas afectadas y se coordinaron para, primero, achicar agua y, después, dar suministro, junto a la distribuidora de aguas de Valencia. “Al llegar, nos vimos envueltos en un escenario de guerra“, recuerda el presidente de la entidad. “La sensación cuando llegas a la zona cero es indescriptible, es devastadora”, se emociona.
Y así nació un ejército de fontaneros voluntarios que acudirían, desde entonces, diariamente para ayudar con mano de obra y materiales de manera totalmente gratuita. “Era importante el servicio de profesionales, que supieran cómo manejar cierta maquinaria y solucionar problemas relacionados con la fontanería”, explican.
Las primeras semanas, llegaron a acudir hasta 300 de estos ‘soldados del agua’, entre autónomos y pymes. En la actualidad, cuentan con un listado de en torno a noventa profesionales que, en ‘brigadas’ de unos cuarenta, se turnan para no dejar de ayudar a la provincia vecina. “Estoy orgullosísimo de ser el presidente de una asociación que se ha volcado ante nuestra llamada de solidaridad”, asegura González.
La emoción del vecino, frente a los obstáculos ‘oficiales’
Aunque el agradecimiento y las lágrimas de los vecinos no tienen fin, presidente y vicepresidente de APIMAGC lamentan los obstáculos que deben sortear para poder ayudar. “Tenemos que lidiar con agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que no nos dejan acceder a zonas afectadas”, aquejan los profesionales. “Venimos a trabajar de manera gratuita y nos percatamos que falta coordinación entre las autoridades”.
Asimismo, piden que, tras un mes de ayudas -con el consiguiente gasto diario de acudir a ayudar, dejando de lado aquellos trabajos que les dan de comer-, los administraciones de fincas y las comunidades de propietarios pidan los costes a sus aseguradoras. A fin de cuentas, resumen, “estamos haciéndole un favor al seguro”. Por ello, urgen que “se acuerden de las pymes que están ayudando a diario”.
Unas pequeñas empresas y autónomos que están realizando una labor altruista, desde la más profunda generosidad de decenas de fontaneros que quieren ver Valencia como un día fue. Y que queden en el recuerdo aquellos días en los que el barro y la devastación lo inundaron todo a su paso.