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1 DÍA EN UNA EMPRESA INSTALADORA

En la piel del instalador: el día a día de HRB desde el corazón de la obra

Por Javier EspadaDirector del área de Climatización y Confort
Raúl, David y Javier son tres hermanos de Gálvez (Toledo) unidos en torno a un mismo oficio. Su dedicación y compromiso con el negocio familiar los ha llevado a construir una empresa que se ha ganado por derecho propio una gran reputación entre sus clientes. En la primera entrega de la nueva sección ‘1 día en una empresa instaladora’ nos subimos a su furgoneta para conocer cómo es una jornada completa desde las entrañas de la obra.

El día arranca temprano. Muy temprano. Apenas pasan unos minutos de las 6 y media de la mañana y los hermanos Raúl y David Rojo, propietarios de la empresa HRB Fontanería y Climatización, ya están en la oficina para preparar una jornada que promete ser extenuante. En la misma línea de las últimas semanas, en las que el volumen de trabajo ha sido “tremendo”. Desde su pequeño despacho, los dos socios distribuyen a los trabajadores en las diferentes obras, les trasladan las indicaciones pertinentes, resuelven sus dudas y les ayudan a cargar los materiales en las respectivas furgonetas, que parten a sus destinos con puntualidad británica a las 7 y media de la mañana.

Las instalaciones están ubicadas en la calle Río Jarama, en el corazón del Polígono Industrial de Santa María de Benquerencia (el barrio más poblado de la Ciudad Imperial). Muy cerca de la mayoría de los almacenes de distribución que están repartidos por la capital toledana. El más próximo es el de Splitmania, a escasos 100 metros. La nave de HRB tiene 700 metros cuadrados de superficie, cuenta con un altillo y ha sido ampliada recientemente. Además de servir como almacén para los materiales necesarios para las obras, integra un pequeño despacho, desde el que trabajan Raúl Rojo y su compañera Carmen, que desempeña las tareas de administrativa de la empresa.

HRB (que son las siglas de Hermanos Rojo Braojos) cuenta con una plantilla de doce empleados, entre los que se encuentran dos autónomos contratados temporalmente para la instalación de equipos de aire acondicionado en campaña. De esta manera, buscan dar una respuesta a los picos de demanda, ya que el resto de sus trabajadores centran su actividad principal en las instalaciones de aerotermia, suelo radiante y ventilación.

En la furgoneta de David, que es el responsable de revisar todas y cada una de las obras prácticamente a diario, comenzamos la jornada. La primera parada (no podía ser de otra manera) es un almacén de fontanería. Se trata de Foncamo, uno de sus distribuidores de confianza, junto a otros como Sanehogar, J. Abad Codelco o Comercial Durma.

Son las 8 menos cinco de la mañana y la persiana del negocio aún no está abierta. Toca hacer tiempo en la furgoneta. Pero no somos los primeros. Junto a la puerta, hay, al menos, otros dos instaladores esperando la apertura. El motivo de la visita es recoger unos racores para unas planchas de suelo radiante que comenzarán a instalarse en una de las viviendas que visitaremos posteriormente. “Es algo que necesitamos para hoy y tengo que salir del apuro”, explica un David que se marcha tras firmar el albarán y saludar a Aurelio Pérez, gerente del almacén. El día es largo y no hay tiempo que perder.

David Rojo, en el mostrador del almacén de Foncamo, primera parada del día.

Conseguir un buen precio de compra de los materiales que se utilizan a diario es una de las batallas más importantes para HRB. De ello dependerá directamente el presupuesto que se le presente al cliente. El encargado de hacerlo es Raúl, que, desde la oficina, se dedica a comparar los costes de los almacenes de manera continua “porque las diferencias de precios por un mismo material entre los distribuidores son muy elevadas”.

De hecho, como reconoce Raúl, “hay almacenes que te venden barato cuando logras un gran volumen de ventas, otros que lo hacen desde el principio, y otros que aplican descuentos directamente al cliente final, algo que nos genera mucha desconfianza”.

Tres hermanos unidos por la profesión

Tras subir de nuevo a la furgoneta ponemos rumbo a Cobisa, una localidad muy cercana a Toledo. Allí revisaremos una instalación de suelo radiante. Pero durante el camino David nos cuenta la historia que ha unido a tres hermanos en torno a un mismo oficio.

David, al igual que sus hermanos Raúl y Javier, es natural de Gálvez, un pequeño pueblo de Toledo que apenas supera los 3.000 habitantes. Aunque tiene 40 años, lleva media vida trabajando como instalador. Tuvo su primer contacto con el oficio con tan solo 21 años, cuando cursó un Ciclo Formativo de Grado Medio de Frío y Calor. Poco tiempo después inició su andadura en la empresa instaladora Inprogas, junto a su hermano Raúl.

Inprogas llegó a contar con más de 50 empleados en su plantilla, lo que es un rara avis para las empresas de climatización a día de hoy. “Pero con la crisis de 2012 todo se fue al garete. Mi jefe, que era muy inteligente, atisbó la coyuntura antes de que llegara y comenzó a despedir a muchos de nuestros compañeros. Lo vio venir. Éramos medio centenar, pero cuando despidió a mi hermano Raúl, ya solo quedábamos cinco”, relata.

Puedes leer el reportaje completo en el siguiente enlace.

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